viernes, 22 de julio de 2011

Crisis Económica: En las puertas de una nueva depresión


Desde que se desató abiertamente la crisis en 2008 (1), para evitar la caída en una gran depresión, similar en magnitud a la de los años 30, EE-UU, Europa y Japón inyectaron una gran cantidad de dinero para salvar de la quiebra en cadena del sistema bancario (2), para sostener a los principales grupos económicos en crisis y para estimular la economía. También tuvieron que gastar en subsidios y seguros a los desocupados para atenuar la reacción de la clase trabajadora. Como consecuencia, lograron que se frenara la caída, pero a costa de aumentar enormemente el ya crítico endeudamiento de los estados. También China, colocó alrededor de 600 mil millones de dólares de incentivos a su economía (15% de su PBI), para evitar que decayera su tasa de crecimiento debido a la crisis internacional. En consecuencia, posteriormente, algunos analistas anunciaron el fin de la crisis. Otros más cautelosos hablaban de recuperación a dos velocidades: de alto crecimiento en los BRICs y de crecimiento débil en las principales potencias.

El agravamiento de las crisis de las deudas soberanas en Europa, las dificultades para alcanzar un acuerdo mínimo para evitar la suspensión de pagos del gobierno norteamericano, junto con los indicadores que señalan el punto de inflexión en la recuperación de las principales economías, demuestran que, no solo no ha habido una tal “salida de la crisis” (3), sino que estamos en una situación en la que a los gobiernos imperialistas ya no les es posible seguir evitando una caída en la depresión.

EE-UU: el ojo de la tormenta

Los días previos al 2 de agosto colmaron de incertidumbre las perspectivas de la economía mundial. Esa era la fecha límite para elevar el nivel permitido de endeudamiento, y si demócratas y republicanos no llegaban a un acuerdo, EE-UU entraría en default. Lo que en otras oportunidades resultó un simple trámite, ahora se había transformado en una dura pulseada política.

Es que el nivel de endeudamiento de EE-UU llegó a un punto crítico, representando casi el 100% de su PBI. La creciente deuda federal (4) exige también crecientes niveles de financiamiento. El financiamiento interno del gasto estatal proviene del cobro de impuestos fiscales, es decir, está directamente relacionado con la actividad económica, la cual, luego de la “recuperación débil”, ahora ya está en descenso (5). Pero la principal vía de financiamiento del déficit es la venta de bonos del tesoro norteamericano. La colocación de estos bonos también está en declinación (6), por lo cual la Reserva Federal tuvo que aumentar la emisión monetaria para recomprar sus propios bonos, buscando con ello evitar la subida de la tasa de interés, para no afectar aun más la recuperación económica. A su vez el aumento de la emisión monetaria provoca la caída del valor del dólar en relación a otras monedas. Esto favoreció las exportaciones estadounidenses, pero no alcanzó para sostener la recuperación económica, lo que se evidenció en los recientes datos negativos del empleo y de la actividad industrial. Pero al mismo tiempo, la devaluación del dólar genera una desconfianza creciente en los tenedores de bonos por la pérdida de su valor real, lo que redunda en mayores dificultades para su colocación, generando un círculo vicioso que eleva el endeudamiento. Esta política entraña el riesgo -ya planteado como un problema real y presente- de que se caiga el dólar como moneda de reserva internacional, lo cual representaría un salto cualitativo en la pérdida del poder económico hegemónico estadounidense, y le impediría financiarse “a gusto y piacere” como hasta ahora.

Frente a esta situación se plantearon dos políticas: Los demócratas propusieron el aumento de los impuestos a las clases medias y altas; la reducción del gasto público destinado a la ayuda social a los más pobres; y la implementación de un QE3 (7), es decir, inyectar una mayor emisión monetaria para sostener la recuperación. Los republicanos se oponen a la suba de impuestos con el argumento de que afectaría la recuperación y reclaman más recortes del presupuesto a la ayuda social. Además están en contra del QE3 porque sus efectos positivos de muy corto alcance no compensarían sus consecuencias negativas. O sea, los demócratas quieren seguir pedaleando la bicicleta de la emisión y el endeudamiento para no caer en la depresión, mientras los republicanos advierten que si siguen adelante con esta misma política van a caer a un precipicio más profundo, por lo que quieren parar ahora, ajustar a los más pobres, a la vez que reclaman una política definidamente más agresiva en el plano internacional.

Con Obama la política internacional de EE-UU está en una impasse lleno de vacilaciones, agravadas luego de haber perdido las elecciones de medio término en 2010, lo que lo obligó a negociar con los republicanos, quienes se oponen a la política defensiva y más negociadora de Obama, la cual tampoco dio resultados favorables a EE-UU, por lo que siguió perdiendo peso como potencia internacional. La posición política republicana se ve expresada así, en el editorial del Wall Street Journal: “El Partido Republicano debe tener un lema diferente para América Latina y el mundo: credibilidad. La credibilidad de nuestras promesas, y de nuestras amenazas. La credibilidad del dólar, y de nuestra deuda. La credibilidad de nuestras armas, y de nuestra voluntad, cuando es tomada la decisión, de utilizarlas con efecto decisivo.” (Bret Stephens, Editorial de The Wall Street Journal 21/6/11)

La dura negociación que impuso el Partido Republicano estuvo impulsada por el llamado Tea Party, movimiento que se viene fortaleciendo como emergente de las clases medias blancas acorraladas por la crisis y con posiciones de ultraderecha, presionan hacia un recorte de los gastos de los sectores más pobres. Al final el Partido Demócrata y Obama cedieron. No es que les importen los pobres. En su propuesta inicial (anunciada en abril) ya se encontraban contemplados los recortes presupuestarios para la asistencia social y en los estados gobernados por los demócratas aplican los mismos ajustes que los republicanos. Lo que les preocupa a los demócratas es perder los votos de una parte de su base social pobre y de la clase media “progresista”. Y también les preocupa las consecuencias que puede traer un ajuste tan duro, ya que tienen los antecedentes de Wisconsin y otros estados donde por primera vez desde hace muchísimo tiempo se vieron movilizaciones de masas y tomas de los edificios públicos, durante un mes. No es -como vergonzosamente ha dicho Altamira en un programa de TV- que “el pobre Obama” no tiene un partido homogéneo y centralizado en que apoyarse y por eso tuvo que ceder a la presión de los republicanos. A Obama y los demócratas ni se les pasa por la cabeza movilizar a la clase trabajadora y a los pobres, salvo el llamado para que envíen mensajes de texto a los parlamentarios republicanos como manera de hacerles pagar el costo político.

Al final, llegaron a un acuerdo sobre la base de las exigencias republicanas de no aumentar los impuestos, y con planes de recortes de gastos proporcionales al aumento del nuevo límite para el déficit, cuyos montos más significativos entrarían en vigencia recién para el 2013. Pero el acuerdo no conformó a nadie y tanto demócratas como republicanos pagaron el “costo político”. La consideración del parlamento en la opinión pública cayó en un 82%. Y la opinión favorable a Obama está en el nivel más bajo desde que asumió, en un 45%.

Este acuerdo debía devolver la calma a los “mercados”. Sin embargo, el acuerdo que resultó ser “ni chicha ni limonada” impulsó a la calificadora de riesgo Standar & Poor’s a rebajar por primera vez en la historia la calificación de la deuda de EE-UU de AAA a AA+, lo que significa que ya no es considerado un pagador tan seguro y confiable, sobre todo por caracterizar que las dificultades para obtener financiamiento internacional para sus deudas serán mayores. Es que no se trata sólo del endeudamiento del Estado federal (central), sino que también están muy endeudados los estados federados (provincias), los municipios, además de las deudas de los privados, por lo que algunos economistas calculan que el endeudamiento total supera los 50 mil billones de dólares (8).

Europa: las arenas movedizas de la deuda

La gravedad del endeudamiento norteamericano se sumó a la alarmante situación de Europa, en donde Grecia que tuvo que volver a ser rescatada y reprogramados sus vencimientos con una quita que hicieron “voluntariamente” los bancos privados (9), lo cual fue caracterizado como un default parcial de hecho.

En abril de 2010, Grecia pidió el rescate y el 8 de mayo, se le concedió una línea de crédito de 110.000 millones de euros (80.000 por parte de la UE y 30.000 del FMI), y ahora depende de un segundo rescate (cuyos términos todavía se están negociando al interior de la eurozona) para no entrar en pleno default. El 22 de noviembre le siguió Irlanda, que recibió una ayuda de 85.000 millones de euros; y el 6 de abril de este año 78.000 millones fueron destinados a salvar a Portugal. Pero ya no son solo los “países periféricos” del euro (Irlanda, Grecia, Portugal) los que están en una grave crisis. Ahora España e Italia (10) están en la picota, al pasar su prima de riesgo por encima de los 400 puntos básicos, nivel a partir del cual se realizó la intervención en los anteriores países. España viene implementando un plan de ajuste fiscal de 15 mil millones de euros desde mayo del 2010, el cual sumó leña al fuego de los altos índices de desocupación, constituyendo uno de los principales factores que impulsan al movimiento de los “indignados”. Ahora le tocó el turno a Berlusconi, quién el 12 de agosto anunció su plan de reducción del déficit por 45 mil millones de euros hasta el 2013, que se suma a otros recortes anunciados el mes pasado por 48 millones de euros, ahorros que serán obtenidos entre otras cosas de la reducción del salario de los empleados públicos y el aumento a la edad jubilatoria de las mujeres, por lo cual la Confederación Sindical Italiana (CGIL) convocó a un paro general para el 6 de septiembre.

Por su parte Inglaterra, desde la asunción de David Cámeron como primer ministro, ha implementado duros recortes presupuestarios, incluyendo en ellos a los sectores más pobres, lo cual constituye el trasfondo de la bronca que desencadenó hace pocos días las revueltas en los barrios suburbanos de Londres.

La situación es tan grave que inclusive circuló la versión de que sería rebajada la calificación de la deuda de Francia. Tras las bruscas oscilaciones bursátiles, en las que predominan las pérdidas, se sucedieron reuniones de emergencia entre Francia y Alemania, las dos principales potencias de Europa. Las discusiones se centraron en la posibilidad de la emisión de unos bonos de la eurozona colectivamente garantizados para ser cambiados por los bonos griegos, irlandeses, portugueses, españoles e italianos, según la necesidad, al igual que los bonos Brady -de menor rentabilidad- fueron cambiados por deuda latinoamericana durante la década de los 80; o de lo contrario correr el riesgo bastante cierto de que las deudas públicas sigan siendo responsabilidad nacional y que los que no puedan pagar deban abandonar el euro. Por el momento los gobiernos de Alemania y Francia resisten la presión de los partidos socialdemócratas y de varios países miembros –entre otros Bélgica, Italia y España- y mantienen su oposición a “socializar las pérdidas” mediante los eurobonos. Sin embargo, los ajustes fiscales provocarán una mayor contracción económica, con lo cual las deudas de los países más afectados se harán cada vez más difícil de financiar. El default de uno o más países puede provocar un efecto de bancarrotas bancarias en cadena por toda Europa llegando a afectar los bancos franceses y alemanes. Por lo que la “solución” de los eurobonos no se puede descartar para más adelante.

Ningún país puede escapar a esta crisis

EE-UU y Europa (UE) representan la mitad del PBI mundial. Japón, que era hasta hace poco la segunda economía mundial (ahora tercera detrás de China considerando volúmenes de PBI), está prácticamente estancado desde los ‘90s, con algún atisbo momentáneo y pasajero de crecimiento. La situación se agravó con el terremoto-tsunami y la catástrofe de Fukushima. Su endeudamiento alcanza el 200% de su PBI, y la agencia Moody’s acaba de rebajar su calificación de AA2 a AA3.

Los datos financieros son muy importantes, pero más todavía los de la “economía real”. El informe de la OCDE (11) del mes de junio, refleja la desaceleración en la actividad de las principales economías del mundo: EE-UU, Canadá, Japón, Alemania, Francia, España, Italia, Reino Unido, China, Rusia, India y Brasil. Esto indica que ya pasamos el punto de inflexión, y que la economía mundial se encamina hacia una recaída. Pero esta vez los estados ya no tienen la posibilidad de seguir con la política anterior de poner plata para evitar la depresión, sino que por el contrario prevalecen los ajustes fiscales tanto en Europa como en Estados Unidos. Rara vez son tan coincidentes los pronósticos de los más destacados economistas burgueses:

Eric Maskin, premio Nobel de Economía 2007:"La medidas de austeridad solo provocarán lo peor".

Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001: "En la mayoría de cada uno de estos casos, la economía va de un descenso a la recesión y de una recesión a la depresión. ¿Por qué los países están haciendo de forma voluntaria que Europa esté detrás?

Diario El Economista de España: "Las economías de EEUU y otros países desarrollados se encaminan hacia una nueva y severa recesión, según demuestran los datos, y España e Italia están en riesgo de perder su acceso a los mercados, advierte Nouriel Roubini".

Roubini: "Hasta el año pasado los políticos siempre podían sacarse un conejo de la chistera para reactivar el valor de los activos y de la recuperación económica"."Sin embargo, ahora nos hemos quedado sin más conejos que sacar".

Kenneth Rogoff : "Un término más preciso, aunque menos tranquilizador, para la crisis actual es la "Segunda Gran Contracción". La primera "Gran Contracción", por supuesto, fue la Gran Depresión (del 30).La contracción afecta no sólo a la producción y al empleo, tal como ocurre en una recesión normal, sino también a la deuda y crédito, y al desapalancamiento que típicamente tarda muchos años en consumarse."

Los “emergentes” y La Argentina

Tanto la economía china como la india ya están desacelerando. El índice de producción industrial en China retrocedió en julio por cuarto mes consecutivo. Esto era inevitable ya que las exportaciones chinas –que son las que impulsan su crecimiento- van destinadas principalmente a EE-UU, Europa y Japón. Durante la crisis de 2008-2009 se esperaba un retroceso del PBI chino del 13,01% (2007) al 6%. Si esto no ocurrió fue por las enormes cantidades de dólares inyectados a la economía por los estados (incluida China) para evitar la depresión. El PBI chino retrocedió sólo al 9,10% (2009), lo cual fue suficiente para hacer caer los precios de las materias primas (12) y con ello afectar a los países latinoamericanos en su conjunto. Comparando valores de 2007 y 2009 (según datos oficiales aportados por los Bancos Centrales de los respectivos países), Brasil retrocedió del 6,08% al -0,19%; La Argentina cayó del 8,65% al 0,63%; Chile de 4,68% a -1,10%; Venezuela de 8,40% a -3,96%; México del 3,33% a -6,08%.

Durante la recuperación económica de 2010-2011, los precios de las materias primas se recuperaron junto con la demanda pero tuvieron un fortalecimiento adicional con la afluencia de capitales especulativos que prefieren invertirse en estos activos e inflar sus precios en los mercados a futuro. Por otra parte, en este período hubo un importante flujo de capitales hacia varios países de Latinoamérica (Brasil, Perú, Colombia, Chile) debido a los pronósticos combinados de rápida recuperación, alto crecimiento y estabilidad política. El ejemplo más claro es Brasil, que gracias a estos dos factores pasó de -0,19% en 2009 a 7,50% en 2010. Pero el enorme ingreso de capitales a su economía, alentados por una tasa de interés muy alta (12,25%), significó la revaluación de su moneda, lo cual perjudica actualmente sus exportaciones y facilita las importaciones que están afectando a la industria. La Argentina se vio beneficiada por la suba del precio de los productos agrícolas exportables (en particular la soja) y por el arrastre de la economía brasileña, favorecida por la relación del tipo de cambio, dado que el real se revaluaba en relación al peso, minimizando las consecuencias de la inflación en la pérdida de competitividad de la producción local referida al dólar.

Si la crisis mundial afectó la economía real desde mediados de 2008 a fines de 2009, la actual recaída en la crisis se perfila como más profunda y duradera. Como dice el ministro de Finanzas de Alemania Wolfgang Schäeuble -a quien no podría acusarse de “catastrofismo”- "podrían darse siete años difíciles para la economía mundial…”

La preocupación regional por la gravedad de la crisis se evidenció en la convocatoria de urgencia a una reunión de la UNASUR. Uno de los puntos más importantes en las negociaciones es la creación de una banca regional para hacer frente a la volatilidad financiera. El proyecto para la creación del Banco del Sur contempla la integración de un capital inicial de 7.000 millones de dólares. Si tenemos en cuenta que en Argentina durante el 2010 se fugaron 11 mil millones de dólares, y sólo en el primer semestre de 2011 van 10 mil millones de dólares, resulta evidente la insuficiencia de ese fondo de salvataje.

La Argentina se ha hecho más dependiente de las exportaciones a China y a Brasil. Se especula con que la demanda de productos agrícolas seguirá firme. Pero si los precios bajan como en 2008-2009 y Brasil se ve obligado a devaluar, como parece, se estrecharán mucho los márgenes de maniobra. Actualmente la balanza comercial con Brasil es deficitaria en 4 000 millones de dólares con un real apreciado. ¿Qué pasaría si Brasil decide devaluar? Actualmente ya hay déficit fiscal y se achica el superávit comercial. A pesar de la abundante liquidez mundial, en general no hay acceso al crédito o es muy caro. El gobierno financia sus gastos con la plata del Anses y la utiliza como fondo de financiamiento y subsidios para algunos sectores de la patronal, además de posibilitarle cumplir con los pagos de la deuda. Pero ninguna “caja” es de goma, como lo demuestra Brasil que acaba de hacer un segundo recorte al gasto público de 9 mil millones de dólares, el que se agrega a los 32 mil millones de dólares que recortó a principios de año. Así que, por más que demagógicamente el gobierno de Cristina FK insista en seguir con el “modelo”, deberá hacer los ajustes contra la clase trabajadora que le reclama la patronal de la UIA y en perspectiva posiblemente mucho más.

Antonio Bórmida,

30 de agosto

NOTAS:

(1) Algunos analistas fijan el comienzo de la crisis en la segunda mitad –agosto- de 2007. Se considera que el inicio de la crisis tuvo lugar el 9 de agosto de 2007, cuando el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal (Fed) intervinieron de urgencia para reforzar la liquidez del mercado interbancario. Pero otros indican el 14 de septiembre de 2008 cuando tuvo lugar el hundimiento del banco Lheman Brothers; desde mediados de 2008 la crisis manifestó su existencia en la llamada "economía real". Otros indican que esta crisis general, en realidad comenzó en 2000-2001.

(2) Según distintas estimaciones de analistas, EEUU, la UE y Japón (las cuatro primeras economías mundiales) utilizaron entre 20 y 26 billones de dólares de fondos públicos, más de un tercio del PIB mundial, para salvar de la quiebra al sistema financiero y a los bancos privados, lo que derivó en los gigantescos déficits que aquejan a los Estados capitalistas centrales.

(3) "No es sólo que la amenaza de una recesión se haya vuelto muy real. Hoy es imposible negar lo obvio, que es que no estamos –ni nunca estuvimos– en camino hacia la recuperación." (Paul Krugman, 6/8/11).

(4) La deuda federal, es decir la del estado central de EE-UU, asciende a 14,3 billones de dólares.

(5) El informe del Bureau of Economic Activity del 29 de julio dice que "El PIB real del primer trimestre aumentó el 0.4 por ciento" (se estimó en abril en 1.9%) y tras la revisión de los datos "del cuarto trimestre de 2007 al primer trimestre de 2011, el PIB real disminuyó en una tasa promedio anual del 0.2 por ciento; en las estimaciones antes publicadas, el PIB real había aumentado en un una tasa promedio anual del 0.2 por ciento.”

(6) Esto es así, aun cuando coyunturalmente, por la caída abrupta de las bolsas, algunos capitales vayan a refugiarse a los bonos del tesoro.

(7) QE (siglas en inglés de la llamada Flexibilización Cuantitativa): la QE1 fue implementada en 2008 y alcanzó una emisión de 1,75 billones de dólares; la QE2 de 600.000 millones de dólares terminó a fin de junio. La Reserva Federal mantiene la tasa de interés de referencia entre el 0 y el 0,25% desde diciembre de 2008.

(8) Ver Jorge Beinstein: "Más allá de la recesión. En el comienzo de la segunda etapa de la crisis global”, Febrero de 2008.

(9) El fondo de rescate europeo y el Fondo Monetario Internacional aportarán 109.000 millones de euros -con un reparto aún por determinar-, mientras que el resto, otros 49.000 millones, provendrán de los acreedores privados. En concreto, 37.000 millones serán una "contribución voluntaria" de los bancos, mientras que otros 12.600 millones serán aportados mediante la recompra de títulos griegos en el mercado. Voluntaria entre comillas significa que en realidad los bancos acreedores se vieron forzados por la presión política de las principales potencias europeas.

(10) Italia y España son la tercera y cuarta economías europeas respectivamente.

(11) OCDE – Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Agrupa a 34 estados miembros: las principales potencias imperialistas y países capitalistas.

(12) Por ejemplo: el precio de la soja cayó de casi 600 U$S en 2008 a menos de 400 U$S en 2009.

Antonio Bormida

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