viernes, 22 de julio de 2011

Crisis Económica: En las puertas de una nueva depresión


Desde que se desató abiertamente la crisis en 2008 (1), para evitar la caída en una gran depresión, similar en magnitud a la de los años 30, EE-UU, Europa y Japón inyectaron una gran cantidad de dinero para salvar de la quiebra en cadena del sistema bancario (2), para sostener a los principales grupos económicos en crisis y para estimular la economía. También tuvieron que gastar en subsidios y seguros a los desocupados para atenuar la reacción de la clase trabajadora. Como consecuencia, lograron que se frenara la caída, pero a costa de aumentar enormemente el ya crítico endeudamiento de los estados. También China, colocó alrededor de 600 mil millones de dólares de incentivos a su economía (15% de su PBI), para evitar que decayera su tasa de crecimiento debido a la crisis internacional. En consecuencia, posteriormente, algunos analistas anunciaron el fin de la crisis. Otros más cautelosos hablaban de recuperación a dos velocidades: de alto crecimiento en los BRICs y de crecimiento débil en las principales potencias.

El agravamiento de las crisis de las deudas soberanas en Europa, las dificultades para alcanzar un acuerdo mínimo para evitar la suspensión de pagos del gobierno norteamericano, junto con los indicadores que señalan el punto de inflexión en la recuperación de las principales economías, demuestran que, no solo no ha habido una tal “salida de la crisis” (3), sino que estamos en una situación en la que a los gobiernos imperialistas ya no les es posible seguir evitando una caída en la depresión.

EE-UU: el ojo de la tormenta

Los días previos al 2 de agosto colmaron de incertidumbre las perspectivas de la economía mundial. Esa era la fecha límite para elevar el nivel permitido de endeudamiento, y si demócratas y republicanos no llegaban a un acuerdo, EE-UU entraría en default. Lo que en otras oportunidades resultó un simple trámite, ahora se había transformado en una dura pulseada política.

Es que el nivel de endeudamiento de EE-UU llegó a un punto crítico, representando casi el 100% de su PBI. La creciente deuda federal (4) exige también crecientes niveles de financiamiento. El financiamiento interno del gasto estatal proviene del cobro de impuestos fiscales, es decir, está directamente relacionado con la actividad económica, la cual, luego de la “recuperación débil”, ahora ya está en descenso (5). Pero la principal vía de financiamiento del déficit es la venta de bonos del tesoro norteamericano. La colocación de estos bonos también está en declinación (6), por lo cual la Reserva Federal tuvo que aumentar la emisión monetaria para recomprar sus propios bonos, buscando con ello evitar la subida de la tasa de interés, para no afectar aun más la recuperación económica. A su vez el aumento de la emisión monetaria provoca la caída del valor del dólar en relación a otras monedas. Esto favoreció las exportaciones estadounidenses, pero no alcanzó para sostener la recuperación económica, lo que se evidenció en los recientes datos negativos del empleo y de la actividad industrial. Pero al mismo tiempo, la devaluación del dólar genera una desconfianza creciente en los tenedores de bonos por la pérdida de su valor real, lo que redunda en mayores dificultades para su colocación, generando un círculo vicioso que eleva el endeudamiento. Esta política entraña el riesgo -ya planteado como un problema real y presente- de que se caiga el dólar como moneda de reserva internacional, lo cual representaría un salto cualitativo en la pérdida del poder económico hegemónico estadounidense, y le impediría financiarse “a gusto y piacere” como hasta ahora.

Frente a esta situación se plantearon dos políticas: Los demócratas propusieron el aumento de los impuestos a las clases medias y altas; la reducción del gasto público destinado a la ayuda social a los más pobres; y la implementación de un QE3 (7), es decir, inyectar una mayor emisión monetaria para sostener la recuperación. Los republicanos se oponen a la suba de impuestos con el argumento de que afectaría la recuperación y reclaman más recortes del presupuesto a la ayuda social. Además están en contra del QE3 porque sus efectos positivos de muy corto alcance no compensarían sus consecuencias negativas. O sea, los demócratas quieren seguir pedaleando la bicicleta de la emisión y el endeudamiento para no caer en la depresión, mientras los republicanos advierten que si siguen adelante con esta misma política van a caer a un precipicio más profundo, por lo que quieren parar ahora, ajustar a los más pobres, a la vez que reclaman una política definidamente más agresiva en el plano internacional.

Con Obama la política internacional de EE-UU está en una impasse lleno de vacilaciones, agravadas luego de haber perdido las elecciones de medio término en 2010, lo que lo obligó a negociar con los republicanos, quienes se oponen a la política defensiva y más negociadora de Obama, la cual tampoco dio resultados favorables a EE-UU, por lo que siguió perdiendo peso como potencia internacional. La posición política republicana se ve expresada así, en el editorial del Wall Street Journal: “El Partido Republicano debe tener un lema diferente para América Latina y el mundo: credibilidad. La credibilidad de nuestras promesas, y de nuestras amenazas. La credibilidad del dólar, y de nuestra deuda. La credibilidad de nuestras armas, y de nuestra voluntad, cuando es tomada la decisión, de utilizarlas con efecto decisivo.” (Bret Stephens, Editorial de The Wall Street Journal 21/6/11)

La dura negociación que impuso el Partido Republicano estuvo impulsada por el llamado Tea Party, movimiento que se viene fortaleciendo como emergente de las clases medias blancas acorraladas por la crisis y con posiciones de ultraderecha, presionan hacia un recorte de los gastos de los sectores más pobres. Al final el Partido Demócrata y Obama cedieron. No es que les importen los pobres. En su propuesta inicial (anunciada en abril) ya se encontraban contemplados los recortes presupuestarios para la asistencia social y en los estados gobernados por los demócratas aplican los mismos ajustes que los republicanos. Lo que les preocupa a los demócratas es perder los votos de una parte de su base social pobre y de la clase media “progresista”. Y también les preocupa las consecuencias que puede traer un ajuste tan duro, ya que tienen los antecedentes de Wisconsin y otros estados donde por primera vez desde hace muchísimo tiempo se vieron movilizaciones de masas y tomas de los edificios públicos, durante un mes. No es -como vergonzosamente ha dicho Altamira en un programa de TV- que “el pobre Obama” no tiene un partido homogéneo y centralizado en que apoyarse y por eso tuvo que ceder a la presión de los republicanos. A Obama y los demócratas ni se les pasa por la cabeza movilizar a la clase trabajadora y a los pobres, salvo el llamado para que envíen mensajes de texto a los parlamentarios republicanos como manera de hacerles pagar el costo político.

Al final, llegaron a un acuerdo sobre la base de las exigencias republicanas de no aumentar los impuestos, y con planes de recortes de gastos proporcionales al aumento del nuevo límite para el déficit, cuyos montos más significativos entrarían en vigencia recién para el 2013. Pero el acuerdo no conformó a nadie y tanto demócratas como republicanos pagaron el “costo político”. La consideración del parlamento en la opinión pública cayó en un 82%. Y la opinión favorable a Obama está en el nivel más bajo desde que asumió, en un 45%.

Este acuerdo debía devolver la calma a los “mercados”. Sin embargo, el acuerdo que resultó ser “ni chicha ni limonada” impulsó a la calificadora de riesgo Standar & Poor’s a rebajar por primera vez en la historia la calificación de la deuda de EE-UU de AAA a AA+, lo que significa que ya no es considerado un pagador tan seguro y confiable, sobre todo por caracterizar que las dificultades para obtener financiamiento internacional para sus deudas serán mayores. Es que no se trata sólo del endeudamiento del Estado federal (central), sino que también están muy endeudados los estados federados (provincias), los municipios, además de las deudas de los privados, por lo que algunos economistas calculan que el endeudamiento total supera los 50 mil billones de dólares (8).

Europa: las arenas movedizas de la deuda

La gravedad del endeudamiento norteamericano se sumó a la alarmante situación de Europa, en donde Grecia que tuvo que volver a ser rescatada y reprogramados sus vencimientos con una quita que hicieron “voluntariamente” los bancos privados (9), lo cual fue caracterizado como un default parcial de hecho.

En abril de 2010, Grecia pidió el rescate y el 8 de mayo, se le concedió una línea de crédito de 110.000 millones de euros (80.000 por parte de la UE y 30.000 del FMI), y ahora depende de un segundo rescate (cuyos términos todavía se están negociando al interior de la eurozona) para no entrar en pleno default. El 22 de noviembre le siguió Irlanda, que recibió una ayuda de 85.000 millones de euros; y el 6 de abril de este año 78.000 millones fueron destinados a salvar a Portugal. Pero ya no son solo los “países periféricos” del euro (Irlanda, Grecia, Portugal) los que están en una grave crisis. Ahora España e Italia (10) están en la picota, al pasar su prima de riesgo por encima de los 400 puntos básicos, nivel a partir del cual se realizó la intervención en los anteriores países. España viene implementando un plan de ajuste fiscal de 15 mil millones de euros desde mayo del 2010, el cual sumó leña al fuego de los altos índices de desocupación, constituyendo uno de los principales factores que impulsan al movimiento de los “indignados”. Ahora le tocó el turno a Berlusconi, quién el 12 de agosto anunció su plan de reducción del déficit por 45 mil millones de euros hasta el 2013, que se suma a otros recortes anunciados el mes pasado por 48 millones de euros, ahorros que serán obtenidos entre otras cosas de la reducción del salario de los empleados públicos y el aumento a la edad jubilatoria de las mujeres, por lo cual la Confederación Sindical Italiana (CGIL) convocó a un paro general para el 6 de septiembre.

Por su parte Inglaterra, desde la asunción de David Cámeron como primer ministro, ha implementado duros recortes presupuestarios, incluyendo en ellos a los sectores más pobres, lo cual constituye el trasfondo de la bronca que desencadenó hace pocos días las revueltas en los barrios suburbanos de Londres.

La situación es tan grave que inclusive circuló la versión de que sería rebajada la calificación de la deuda de Francia. Tras las bruscas oscilaciones bursátiles, en las que predominan las pérdidas, se sucedieron reuniones de emergencia entre Francia y Alemania, las dos principales potencias de Europa. Las discusiones se centraron en la posibilidad de la emisión de unos bonos de la eurozona colectivamente garantizados para ser cambiados por los bonos griegos, irlandeses, portugueses, españoles e italianos, según la necesidad, al igual que los bonos Brady -de menor rentabilidad- fueron cambiados por deuda latinoamericana durante la década de los 80; o de lo contrario correr el riesgo bastante cierto de que las deudas públicas sigan siendo responsabilidad nacional y que los que no puedan pagar deban abandonar el euro. Por el momento los gobiernos de Alemania y Francia resisten la presión de los partidos socialdemócratas y de varios países miembros –entre otros Bélgica, Italia y España- y mantienen su oposición a “socializar las pérdidas” mediante los eurobonos. Sin embargo, los ajustes fiscales provocarán una mayor contracción económica, con lo cual las deudas de los países más afectados se harán cada vez más difícil de financiar. El default de uno o más países puede provocar un efecto de bancarrotas bancarias en cadena por toda Europa llegando a afectar los bancos franceses y alemanes. Por lo que la “solución” de los eurobonos no se puede descartar para más adelante.

Ningún país puede escapar a esta crisis

EE-UU y Europa (UE) representan la mitad del PBI mundial. Japón, que era hasta hace poco la segunda economía mundial (ahora tercera detrás de China considerando volúmenes de PBI), está prácticamente estancado desde los ‘90s, con algún atisbo momentáneo y pasajero de crecimiento. La situación se agravó con el terremoto-tsunami y la catástrofe de Fukushima. Su endeudamiento alcanza el 200% de su PBI, y la agencia Moody’s acaba de rebajar su calificación de AA2 a AA3.

Los datos financieros son muy importantes, pero más todavía los de la “economía real”. El informe de la OCDE (11) del mes de junio, refleja la desaceleración en la actividad de las principales economías del mundo: EE-UU, Canadá, Japón, Alemania, Francia, España, Italia, Reino Unido, China, Rusia, India y Brasil. Esto indica que ya pasamos el punto de inflexión, y que la economía mundial se encamina hacia una recaída. Pero esta vez los estados ya no tienen la posibilidad de seguir con la política anterior de poner plata para evitar la depresión, sino que por el contrario prevalecen los ajustes fiscales tanto en Europa como en Estados Unidos. Rara vez son tan coincidentes los pronósticos de los más destacados economistas burgueses:

Eric Maskin, premio Nobel de Economía 2007:"La medidas de austeridad solo provocarán lo peor".

Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001: "En la mayoría de cada uno de estos casos, la economía va de un descenso a la recesión y de una recesión a la depresión. ¿Por qué los países están haciendo de forma voluntaria que Europa esté detrás?

Diario El Economista de España: "Las economías de EEUU y otros países desarrollados se encaminan hacia una nueva y severa recesión, según demuestran los datos, y España e Italia están en riesgo de perder su acceso a los mercados, advierte Nouriel Roubini".

Roubini: "Hasta el año pasado los políticos siempre podían sacarse un conejo de la chistera para reactivar el valor de los activos y de la recuperación económica"."Sin embargo, ahora nos hemos quedado sin más conejos que sacar".

Kenneth Rogoff : "Un término más preciso, aunque menos tranquilizador, para la crisis actual es la "Segunda Gran Contracción". La primera "Gran Contracción", por supuesto, fue la Gran Depresión (del 30).La contracción afecta no sólo a la producción y al empleo, tal como ocurre en una recesión normal, sino también a la deuda y crédito, y al desapalancamiento que típicamente tarda muchos años en consumarse."

Los “emergentes” y La Argentina

Tanto la economía china como la india ya están desacelerando. El índice de producción industrial en China retrocedió en julio por cuarto mes consecutivo. Esto era inevitable ya que las exportaciones chinas –que son las que impulsan su crecimiento- van destinadas principalmente a EE-UU, Europa y Japón. Durante la crisis de 2008-2009 se esperaba un retroceso del PBI chino del 13,01% (2007) al 6%. Si esto no ocurrió fue por las enormes cantidades de dólares inyectados a la economía por los estados (incluida China) para evitar la depresión. El PBI chino retrocedió sólo al 9,10% (2009), lo cual fue suficiente para hacer caer los precios de las materias primas (12) y con ello afectar a los países latinoamericanos en su conjunto. Comparando valores de 2007 y 2009 (según datos oficiales aportados por los Bancos Centrales de los respectivos países), Brasil retrocedió del 6,08% al -0,19%; La Argentina cayó del 8,65% al 0,63%; Chile de 4,68% a -1,10%; Venezuela de 8,40% a -3,96%; México del 3,33% a -6,08%.

Durante la recuperación económica de 2010-2011, los precios de las materias primas se recuperaron junto con la demanda pero tuvieron un fortalecimiento adicional con la afluencia de capitales especulativos que prefieren invertirse en estos activos e inflar sus precios en los mercados a futuro. Por otra parte, en este período hubo un importante flujo de capitales hacia varios países de Latinoamérica (Brasil, Perú, Colombia, Chile) debido a los pronósticos combinados de rápida recuperación, alto crecimiento y estabilidad política. El ejemplo más claro es Brasil, que gracias a estos dos factores pasó de -0,19% en 2009 a 7,50% en 2010. Pero el enorme ingreso de capitales a su economía, alentados por una tasa de interés muy alta (12,25%), significó la revaluación de su moneda, lo cual perjudica actualmente sus exportaciones y facilita las importaciones que están afectando a la industria. La Argentina se vio beneficiada por la suba del precio de los productos agrícolas exportables (en particular la soja) y por el arrastre de la economía brasileña, favorecida por la relación del tipo de cambio, dado que el real se revaluaba en relación al peso, minimizando las consecuencias de la inflación en la pérdida de competitividad de la producción local referida al dólar.

Si la crisis mundial afectó la economía real desde mediados de 2008 a fines de 2009, la actual recaída en la crisis se perfila como más profunda y duradera. Como dice el ministro de Finanzas de Alemania Wolfgang Schäeuble -a quien no podría acusarse de “catastrofismo”- "podrían darse siete años difíciles para la economía mundial…”

La preocupación regional por la gravedad de la crisis se evidenció en la convocatoria de urgencia a una reunión de la UNASUR. Uno de los puntos más importantes en las negociaciones es la creación de una banca regional para hacer frente a la volatilidad financiera. El proyecto para la creación del Banco del Sur contempla la integración de un capital inicial de 7.000 millones de dólares. Si tenemos en cuenta que en Argentina durante el 2010 se fugaron 11 mil millones de dólares, y sólo en el primer semestre de 2011 van 10 mil millones de dólares, resulta evidente la insuficiencia de ese fondo de salvataje.

La Argentina se ha hecho más dependiente de las exportaciones a China y a Brasil. Se especula con que la demanda de productos agrícolas seguirá firme. Pero si los precios bajan como en 2008-2009 y Brasil se ve obligado a devaluar, como parece, se estrecharán mucho los márgenes de maniobra. Actualmente la balanza comercial con Brasil es deficitaria en 4 000 millones de dólares con un real apreciado. ¿Qué pasaría si Brasil decide devaluar? Actualmente ya hay déficit fiscal y se achica el superávit comercial. A pesar de la abundante liquidez mundial, en general no hay acceso al crédito o es muy caro. El gobierno financia sus gastos con la plata del Anses y la utiliza como fondo de financiamiento y subsidios para algunos sectores de la patronal, además de posibilitarle cumplir con los pagos de la deuda. Pero ninguna “caja” es de goma, como lo demuestra Brasil que acaba de hacer un segundo recorte al gasto público de 9 mil millones de dólares, el que se agrega a los 32 mil millones de dólares que recortó a principios de año. Así que, por más que demagógicamente el gobierno de Cristina FK insista en seguir con el “modelo”, deberá hacer los ajustes contra la clase trabajadora que le reclama la patronal de la UIA y en perspectiva posiblemente mucho más.

Antonio Bórmida,

30 de agosto

NOTAS:

(1) Algunos analistas fijan el comienzo de la crisis en la segunda mitad –agosto- de 2007. Se considera que el inicio de la crisis tuvo lugar el 9 de agosto de 2007, cuando el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal (Fed) intervinieron de urgencia para reforzar la liquidez del mercado interbancario. Pero otros indican el 14 de septiembre de 2008 cuando tuvo lugar el hundimiento del banco Lheman Brothers; desde mediados de 2008 la crisis manifestó su existencia en la llamada "economía real". Otros indican que esta crisis general, en realidad comenzó en 2000-2001.

(2) Según distintas estimaciones de analistas, EEUU, la UE y Japón (las cuatro primeras economías mundiales) utilizaron entre 20 y 26 billones de dólares de fondos públicos, más de un tercio del PIB mundial, para salvar de la quiebra al sistema financiero y a los bancos privados, lo que derivó en los gigantescos déficits que aquejan a los Estados capitalistas centrales.

(3) "No es sólo que la amenaza de una recesión se haya vuelto muy real. Hoy es imposible negar lo obvio, que es que no estamos –ni nunca estuvimos– en camino hacia la recuperación." (Paul Krugman, 6/8/11).

(4) La deuda federal, es decir la del estado central de EE-UU, asciende a 14,3 billones de dólares.

(5) El informe del Bureau of Economic Activity del 29 de julio dice que "El PIB real del primer trimestre aumentó el 0.4 por ciento" (se estimó en abril en 1.9%) y tras la revisión de los datos "del cuarto trimestre de 2007 al primer trimestre de 2011, el PIB real disminuyó en una tasa promedio anual del 0.2 por ciento; en las estimaciones antes publicadas, el PIB real había aumentado en un una tasa promedio anual del 0.2 por ciento.”

(6) Esto es así, aun cuando coyunturalmente, por la caída abrupta de las bolsas, algunos capitales vayan a refugiarse a los bonos del tesoro.

(7) QE (siglas en inglés de la llamada Flexibilización Cuantitativa): la QE1 fue implementada en 2008 y alcanzó una emisión de 1,75 billones de dólares; la QE2 de 600.000 millones de dólares terminó a fin de junio. La Reserva Federal mantiene la tasa de interés de referencia entre el 0 y el 0,25% desde diciembre de 2008.

(8) Ver Jorge Beinstein: "Más allá de la recesión. En el comienzo de la segunda etapa de la crisis global”, Febrero de 2008.

(9) El fondo de rescate europeo y el Fondo Monetario Internacional aportarán 109.000 millones de euros -con un reparto aún por determinar-, mientras que el resto, otros 49.000 millones, provendrán de los acreedores privados. En concreto, 37.000 millones serán una "contribución voluntaria" de los bancos, mientras que otros 12.600 millones serán aportados mediante la recompra de títulos griegos en el mercado. Voluntaria entre comillas significa que en realidad los bancos acreedores se vieron forzados por la presión política de las principales potencias europeas.

(10) Italia y España son la tercera y cuarta economías europeas respectivamente.

(11) OCDE – Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Agrupa a 34 estados miembros: las principales potencias imperialistas y países capitalistas.

(12) Por ejemplo: el precio de la soja cayó de casi 600 U$S en 2008 a menos de 400 U$S en 2009.

Antonio Bormida

Hospital Garrahan: Rompimos el techo salarial


Un triunfo parcial

Con la lucha y la unidad conseguimos romper el techo salarial y después que Upcn firmara en paritarias la aceptación del 24% en cuotas pactada con el gobierno de CFK, tuvieron que dar $300 para los que ganan más de $6000 y $400 para los que ganan menos de esa cifra. Y esto no fue lo único, también se consiguió la duplicación del plus nocturno (del 10 al 20% de la asignación básica), las vacaciones profilácticas para los trabajadores de Resonancia Magnética Nuclear que eran discriminados con respecto al resto del servicio de Imágenes y pasaron a planta los técnicos de rayos contratados. Para las categorías más bajas, en diciembre, el aumento oscilará entre el 35 y 38%. Para las/os enfermeras/os del turno noche, que la mayoría son jóvenes con hasta 5 años de antigüedad y son los que mas y mas fuerte pararon, el aumento llegará al 43%. Para el resto de los trabajadores el aumento rondaría el 27%.

Lo conseguimos con la lucha de los trabajadores

La dirección del hospital se esforzó y realizó todas las maniobras habidas y por haber para hacer pasar que estos aumentos eran producto de la “negociación” con los sindicatos traidores Upcn y Sutecba. Por este motivo los mismos no figuran en el acta paritaria y salieron como una resolución unilateral de las autoridades. Hasta mandó a la directora de enfermería a realizar reuniones en todos los turnos explicando los montos del aumento y diciendo que se debía a las gestiones de Upcn.

Pero la realidad es que los trabajadores hicimos 5 paros de 24 hs., elegimos los paritarios en asamblea, nos concentramos los 4 turnos (mañana, tarde y los dos turnos noche) en el hall de entrada con olla popular y denunciando también las deficiencias que tiene el hospital en la atención de los niños, en el edificio, los negociados con la tercerización, etc. nos movilizamos al ministerio de trabajo, coordinamos acciones y declaraciones con los hospitales de Niños R. Gutiérrez y Posadas e hicimos un fondo de huelga con el cual le devolvimos los descuentos que nos hizo la patronal.

Los trabajadores no comen vidrios y vieron como el año pasado no hubo lucha y nos dieron el porcentaje del techo salarial pactado entre Upcn y el gobierno de 10% en junio y 10% en agosto y ni un peso más. Este año con la lucha rompimos el techo salarial del 24% en cuotas.

Todo esto es expresión del descontento de los trabajadores del hospital no solo con los salarios, sino también con las condiciones de trabajo y atención, con el mal trato, las persecuciones y el autoritarismo de los jefes y la dirección y con la carrera discriminatoria firmada hace 2 años por los traidores de Upcn y Sutecba y que ahora se empiezan a sentir los efectos que denunciamos en ese momento. La Junta Interna de ATE con el método de la democracia obrera de las asambleas generales, por sector y por turno, decidiendo las huelgas y las movilizaciones y el plan de lucha a seguir, fuimos el canal para que se exprese en lucha la bronca de los trabajadores.

La burocracia Verde de ATE traicionó la lucha contra el techo salarial del 24%

Está claro que no conseguimos la mayoría de las reivindicaciones por las que salimos a la lucha ya que la mayoría no llegó al 40%, ni obtuvimos los otros puntos del programa votado en asamblea. La lucha dio hasta ahí, ya que a pesar de los intentos de coordinación estábamos bastante aislados ya que la burocracia de ATE traicionó la lucha contra el 24% dividiendo a los sectores que salían por su cuenta como el Garrahan, el Colón, el Min. de Trabajo, INCAA, el Htal. de Niños no llamando a un plenario en casi 3 meses volcados a la pelea entre las dos facciones en que se dividía la burocracia verde: Los K de Yasky y los sojeros de Micheli-Binner. No que­rían arriesgarse ya que en el último plenario realizado en marzo se votó la moción del Garrahan por el 40%, $5000 de mínimo y pase a planta de todos los precarizados contra la de la burocracia que planteaba el 30% de aumento.

Contra la carrera sanitaria, defendiendo a los perseguidos por luchar y reagrupando al clasismo.

También tenemos que seguir organizándonos para tirar la carrera sanitaria que nos hipotecó la vida laboral y que solo benefició a los que más gana, por un salario para el que menos gana igual a la canasta familiar de $5500, por la suma fija de $1500, el pase a planta de todos los contratados, becarios y tercerizados, por el 82% móvil y la eliminación del impuesto al salario (4ta. Categoría del impuesto a las ganancias)

Tendremos que prepararnos para volver a luchar, ya que la inflación seguirá bajando nuestro salario y dentro de unos meses lo que conseguimos entre todos habrá perdido su valor, y la patronal nos ataca por haber encabezado la lucha con sumarios y causas penales a los delegados de ATE como Marcelo “negro” Mansilla y a los activistas Ceruso y “polaco” Gutiérrez candidatos de la Bermellón en las elecciones de ATE. (ver página 8). Tenemos que fortalecer el fondo de huelga, elegir delegados por sector, y buscar el agrupamiento de internas y delegados clasistas para preparar la pelea por nuestras reivindicaciones, contra el gobierno de Macri, de CFK y contra la burocracia sindical de todo pelaje que es un obstáculo para el desarrollo y generalización de la lucha.

Gustavo Lerer

Delegado Gral. de ATE del Hospital Garrahan

Militante del PRS

Primeras etapas de una revolución obrera y popular en marcha


Cayó Ben Alí, pero Ghannouchi intenta garantizar la continuidad del régimen


Túnez y Egipto, en el Magreb y el medio oriente

Túnez es una semicolonia francesa con 10 millones de habitantes ubicada en el norte de África, en la zona llamada el Magreb, donde habitan pueblos de origen árabe. Era considerado hasta hace poco tiempo atrás el país más estable y con el nivel de vida más alto de la zona, con un crecimiento promedio del 5% durante las últimas dos décadas.< /br> Pero esta situación encubría no sólo la represión ejercida por Ben Alí desde 1987, quién fue concentrando en manos de su familia una buena parte de las empresas más rentables, sino también la crisis de la clase media, a consecuencia de lo cual un millón de jóvenes tunecinos emigraron, sobre todo a Francia, Italia y Alemania. Mientras veinte familias disfrutaban del ocio en los Alpes o en París, la desocupación aumentaba hasta alcanzar el 36% entre los más jóvenes: entre los egresados universitarios pasaba de un 0,7% en 1984 a un 4% en 1997 para alcanzar un 20% en 2010. < /br> La inmolación del joven de 26 años, egresado universitario y desocupado, Mohammed Bouazizi, vendedor ambulante en Sidi Bouzid, fue la chispa que encendió el odio popular contra el régimen de Zine al-Abidine Ben Alí. La desocupación y el alza de los precios de los productos básicos alimenticios había acumulado suficiente material inflamable como para que una nueva injusticia -de las que cotidianamente cometía el aparato represivo del régimen tunecino y que en otro momento hubiera pasado sin mayores consecuencias-, diera comienzo a un levantamiento obrero y popular espontáneo.< /br> Las manifestaciones habían comenzado el 17 de diciembre de 2010. Desde Sidi Bouzid se fueron extendiendo por todo el país. En varias ciudades los manifestantes asaltaron e incendiaron empresas de la familia Trabelsi (esposa de Ben Alí), edificios públicos y destacamentos policiales. A los jóvenes desocupados se sumaron los obreros mineros de Gafsa, que en 2008 protagonizaron una dura lucha, que fue derrotada con una represión sangrienta. < /br> La policía reprimió ferozmente causando decenas de muertos en Kassedine. Las fuerzas represivas ocuparon violentamente la sede regional de la UGTT (Unión General de Trabajadores Tunecinos). En Thala los estudiantes secundarios se enfrentaron con la policía, por lo que el gobierno ordenó el cierre de los colegios. < /br> La represión pretendía parar el movimiento, pero, como ocurre cuando las masas están decididas, el efecto fue el contrario: la movilización se extendió a los barrios obreros de Túnez.< /br> Las revueltas espontáneas protagonizadas por jóvenes desocupados, estudiantes, obreros y las capas más pobres del pueblo, impactaron sobre los cuadros medios de la única central sindical, la UGTT -que con alrededor de 500.000 afiliados, agrupa principalmente gremios del sector público y de servicios- los que bajo la presión de sus bases, convocaron a huelgas y manifestaciones regionales. La dirección de la UGTT colaboraba con el régimen de Ben Alí a tal punto que en el 2009 se pronunció por su reelección. Pero para no ser arrollada por los acontecimientos, se vio obligada a convocar a un paro general para el 14 de enero, aunque, por supuesto, no hizo nada para organizarla ni darle una dirección centralizada.< /br> "Los movimientos sociales eran muy fuertes, el ejecutivo de la UGTT se vio obligado a seguir a sus militantes, que estaban masivamente inmersos en esos movimientos. Hoy, la UGTT debe ser la garante del cambio, político, económico y social. No existen otros, la organización debe pues asumir un papel político importante. La UGTT es nuestro parapeto social", explica Ahlem Belhal, Delegada sindical de la federación de los médicos de hospital.< /br> A pesar del boicot consciente de la dirección, la convocatoria de la UGTT permitió que se pudiera concentrar, en una acción unificada nacionalmente, las manifestaciones que hasta ese momento se desarrollaban aisladas por región. < /br> Las primeras demandas de los explotados y oprimidos eran elementales: Pan y trabajo. Pero rápidamente tomaron un carácter político contra el régimen represivo y corrupto de Ben Alí: "abajo los verdugos del pueblo", "trabajo, libertad, justicia social" y "Ben Alí, márchate". < /br> < /br>


El rol del ejército

< /br> El régimen de Ben Alí depende del apoyo del imperialismo, pero internamente se sostuvo por el control político ejercido por el partido del gobierno RCD (Reagrupamiento Constitucional Democrático), el aparato represivo policial y el apoyo de la burocracia sindical y el ejército. Pero la función principal de las fuerzas armadas, más allá del apoyo al gobierno, es el de ser el sostén último del régimen burgués.< /br> En primer lugar, Ben Alí lanzó contra las manifestaciones a la policía, incluyendo a francotiradores que provocaron muchas muertes, y bandas parapoliciales que recorrían los barrios atacando a la los jóvenes y trabajadores movilizados. Pero en lugar de intimidar, estas acciones causaron más indignación y como respuesta organizada surgieron en los barrios los comités de autodefensa, a la vez que en las fábricas y empresas los trabajadores se organizaban en comités de lucha. < /br> El ejército tunecino tiene 45.000 efectivos, con soldados conscriptos incluidos. Cuando el jefe del ejército general, Rashid Ammar, llegó a la conclusión de que era inevitable la caída del régimen y viendo que las tropas simpatizaban con la revolución, lo que podía provocar el quiebre de la disciplina, se negó a respaldar las órdenes de Ben Alí que le reclamaba aplastar las manifestaciones. La decisión de Ammar de retirar su apoyo a Ben Alí precipitó su caída el 14 de enero.< /br> Ben Alí huyó del país refugiándose en Arabia Saudita –parece que llevándose ”de recuerdo” una tonelada y media de oro, algo así como 60 millones de dólares-, pero antes designó sus sucesores. En su lugar asumió Fouad Mebazaa, ex presidente del Parlamento, quién nombró como Primer Ministro al ex Premier de Ben Alí, Mohamed Ghannouchi.< /br> Este pretende encabezar un gobierno de transición hasta las elecciones que serían convocadas para dentro de seis meses. Designó como ministros para el gobierno de transición a una mayoría de dirigentes de confianza del RCD, a algunos miembros de los partidos de la oposición burguesa y socialdemócrata, incluyendo también al ex PC (Ettajdid), y a tres miembros de la UGTT. < /br> Pero las manifestaciones continuaron contra esta maniobra a la que las masas identificaron correctamente como el intento de preservar el régimen. < /br> Desde su ubicación de “protectores de la revolución” –demagogia por medio-, el ejército se coloca como garante y sostén del orden burgués y del gobierno de transición: "Nuestra revolución es vuestra revolución. La revolución de los jóvenes no puede perderse y podría ser explotada por aquellos que piden un vacío". Con estas palabras, asustando con los peligros de provocar un “vacío de poder”, el general Ammar trataba de contener a los manifestantes que reclamaban la caída del gobierno interino del primer ministro Ghannouchi.< /br> Sin embargo, la presión de los trabajadores continuó y obligó a renunciar a los tres ministros nombrados de la UGTT y con ello derrotó esta primer maniobra, pero no logró la caída de Mohamed Ghannouchi, que en pocos días anunció una nueva composición del gobierno integrada ahora por tres ministros provenientes del RCD -que sin embargo, y como parte de la nueva maniobra, se vieron obligados a renunciar a su partido-, y una mayoría de “personalidades independientes”.< /br> Para hacer pasar esta nueva maniobra, el gobierno interino tuvo que hacer concesiones a las masas: se anuncio la liberación de 1.800 presos políticos, el procesamiento de Ben Alí por corrupción, la disolución del ex ministerio de Información, encargado de la censura. Aún así, las manifestaciones continuaron en la capital, Regueb, Kasserine y otras ciudades con asaltos a sedes del RCD. “Queremos un nuevo Parlamento, una nueva Constitución, una nueva República” clamaban en la avenida Burguiba los manifestantes, “nos sacamos de encima el dictador pero aún no la dictadura”.< /br> Sin embargo, las manifestaciones se fueron debilitando porque, sobre todo los sectores de clase media -que se sumaron a la movilización cuando ésta alcanzó la capital tunecina-, empezaron a responder favorablemente a la oposición burguesa y a los partidos reformistas que dieron apoyo al nuevo gobierno armado por el primer ministro Ghannouchi. < /br> < /br>


Los límites de la espontaneidad

< /br> “El rasgo característico más indiscutible de las revoluciones es la intervención directa de las masas en los acontecimientos históricos. En tiempos normales, el Estado, sea monárquico o democrático, está por encima de la nación; la historia corre a cargo de los especialistas de este oficio: los monarcas, los ministros, los burócratas, los parlamentarios, los periodistas. Pero en los momentos decisivos, cuando el orden establecido se hace insoportable para las masas, éstas rompen las barreras que las separan de la palestra política, derriban a sus representantes tradicionales y, con su intervención crean un punto de partida para el nuevo régimen.< /br> ”Las masas no van a la revolución con un plan preconcebido de sociedad nueva, sino con un sentimiento claro de la imposibilidad de seguir soportando la sociedad vieja. Solo el sector dirigente de cada clase tiene un programa político…” (León Trotsky, Historia de la Revolución Rusa)."< /br> La ausencia de un partido revolucionario de la clase obrera, explicable en última instancia por la serie de derrotas que sufrió la revolución mundial en los 90 años precedentes, ha permitido que las direcciones reconocidas por la clase trabajadora (UGTT) y las masas pobres (partidos burgueses y pequeño burgueses varios), traicionen la revolución dándole apoyo al gobierno de transición dirigido por el primer ministro Ghannouchi, el cual cediendo algunas concesiones pretende escamotear el triunfo de las masas, dándole continuidad al régimen, y sobre todo garantizar el orden burgués proimperialista.< /br> Sin embargo, todavía no está todo dicho. La clase obrera y el pueblo han creado sus propias organizaciones durante la lucha: los comités de empresa, los comités de barrio, los comités de autodefensa. Han sido momentáneamente engañadas pero no han sido aplastadas. Vienen de comprobar la fuerza de su movilización que obtuvo el triunfo de la caída del odiado Ben Alí.< /br> La situación en Túnez parece entrar ahora en una tensa expectativa, como si después de la enorme energía desplegada en las calles, se tomara un respiro a la espera del desarrollo de los acontecimientos sobre todo en Egipto, pero también en los otros países del Magreb y el Oriente Próximo.< /br> El próximo triunfo solo se podrá conseguir apoyándose en el desarrollo y la centralización de los organismos de lucha creados por los trabajadores, que deberán quebrar la resistencia del gobierno de unidad burguesa encabezado por Ghannouchi, sostenido por la policía y el ejército.< /br> Para conseguir pan, trabajo y libertad. Para alcanzar un verdadero punto de partida para un nuevo régimen, obrero y popular, las consignas que deben guiar la lucha son:< /br> < /br> ¡Abajo el gobierno continuista del primer ministro Ghannouchi! < /br> ¡Gobierno de la UGTT, apoyado en un congreso de delegados obreros de empresa, los comités de barrio y de autodefensa!2/2/11

Libia:Estalla la guerra civil


El huracán revolucionario que atraviesa el Magreb y cuyas ráfagas se extienden por el Medio Oriente alcanza su máxima dimensión y dramatismo actualmente en Libia. Los triunfos parciales alcanzados por las masas populares en Túnez y Egipto (países limítrofes) al derrocar los gobiernos que se mantenían en el poder durante décadas, impulsaron las protestas en Libia, que comenzaron en Bengazi (segunda ciudad con alrededor de 1.5 millón de habitantes y centro de la región Cirenaica, al este del país) y rápidamente se extendieron a la capital, Trípoli.

Kadafi decidió jugarse el todo por el todo y ordenó la represión de las manifestaciones por medio del ejército, que disparó contra la multitud desarmada. También hubo disparos de artillería y hasta ataques aéreos que bombardearon los barrios, así como con metralla desde helicópteros.

El ejército se dividió, pasando una parte de las tropas al bando revolucionario; hasta algunos pilotos de la Fuerza Aérea desertaron a la isla de Malta para no tener que bombardear a su propio pueblo. La creciente movilización revolucionaria hizo renunciar a algunos miembros del gobierno como al ministro de justicia Mustafá Abdel Jalil, y hasta el ministro del Interior general Mohammed Fatah Younis, quien fundó las fuerzas especiales de Kadafi, también lo abandonó.

La insurrección obrera y popular logró derrotar a las fuerzas del régimen en Bengazi, con un costo en vidas que varía entre los mil y dos mil muertos, según las distintas fuentes. La insurrección triunfante en Bengazi, se extendió hacia el este (Tobruk) y al oeste, a otras ciudades más pequeñas pero importantes para el control de la exportación petrolera, como Brega y Ras Lanuf.

Milicias armadas–a las que se integraron los soldados sublevados contra Kadafi- y comités obreros y populares pasaron a controlar las ciudades, asegurando el reparto equitativo de víveres, medicinas, toda la organización y el gobierno de las ciudades, la recuperación del armamento que estaba en manos de las fuerzas represivas y la seguridad en calles y rutas desde la frontera con Egipto hasta Bengazi.

Comenzó entonces una guerra civil entre el pueblo revolucionario y las tropas leales a Kadafi, quién además recurrió a varios miles de mercenarios reclutados en otros países africanos como Chad y Sudán.

Con la toma de Misrata (tercera ciudad libia por cantidad de habitantes) el cerco de la revolución pareció cerrase alrededor de Trípoli, en donde Kadafi se había atrincherado, y Sirte (su ciudad natal); en sus apariciones propagandísticas para la TV se lo veía muy aislado, sólo rodeado de algunos puñados de adherentes del aparato gubernamental o militar.

En un primer momento Kadafi trató de ganarse el apoyo imperialista diciendo que los insurgentes estaban bajo el control de Al-Qaeda. Algo similar al último discurso de Mubarak, cuando dijo que no podía abandonar el poder porque sino Egipto caería en el caos.

La situación empezó a cambiar cuando las potencias imperialistas, sobre todo Inglaterra, Francia y EE-UU, empezaron a anunciar públicamente que estudiaban la posibilidad de una intervención militar en Libia “con fines humanitarios”, para evitar que Kadafi masacrara a la población indefensa.

Entonces el discurso de Kadafi cambió de eje para tratar de recuperar base social en la población y mantener la disciplina de sus fuerzas militares, diciendo que “los extranjeros” fueron los que originaron las protestas porque se quieren quedar con el petróleo.

A partir de allí Kadafi retomó la ofensiva y recuperó el control de varias ciudades. Ello fue posible porque las potencias imperialistas que reciben el petróleo libio, a pesar de haber anunciado “sanciones” económicas contra el régimen de Kadafi para “presionar” contra la matanza indiscriminada de civiles desarmados, en ningún momento dejaron de enviarle los pagos provenientes de la compra del petróleo, cuya exportación el régimen logró mantener parcialmente. Con ese abundante flujo de dinero, Kadafi restableció “lealtades” y convenció a los oficiales de las fuerzas armadas que ante las vacilaciones del imperialismo, todavía tenía resto para dar vuelta la situación.


Por otra parte, el Consejo Nacional Libio (CNL) de transición, establecido en Bengazi como gobierno provisorio, está encabezado mayoritariamente por elementos burgueses, varios de ellos provenientes del régimen de Kadafi como los ya mencionados Mustafá Abdel Jalil (nombrado presidente del Consejo), y Mohammed Fatah Younis (encargado de los asuntos de seguridad en la zona liberada). Otros son miembros de la Conferencia Nacional de la Oposición Libia integrada por el Frente Nacional por la Salvación de Libia (FNSL) y por la Unión Constitucional Libia. Los miembros de este CNL, en un primer momento se dividieron en relación a la intervención militar del imperialismo y de negociar una salida “honorable” de Kadafi. Mientras el presidente del CNL Mustafa Abdel Jalil se pronunciaba a favor de ambas cuestiones, el vicepresidente Abdel Hafih Ghoga (abogado defensor de derechos humanos, ex preso político y miembro de la Coalición Revolucionaria del 17 de Febrero) en un principio las rechazaba.
La intervención imperialista avanza


Libia es importante abastecedor de petróleo a Europa, a donde va dirigida el 85% de su producción. Alrededor del 32 por ciento del crudo libio llega a Italia, un 14 por ciento a Alemania, un 10 por ciento a China y Francia y un 5 por ciento a Estados Unidos. La industria petrolera de Libia está controlada por la estatal National Oil Corporation (NOC), a través de la cual se implementan los acuerdos de exploración y producción compartida con las empresas petroleras internacionales. Sumada a empresas subsidiarias menores, NOC representa cerca del 50 por ciento de la producción petrolera del país. Las mayores firmas extranjeras que operan en Libia incluyen British Petroleum, ConocoPhillips, Eni, ExxonMobil, Occidental Petroleum, Repsol, Shell, y otras.
Libia tiene la mayor napa de crudo de Africa (20% del continente y 3,5% del total mundial) y produce más del 2% mundial. En un momento histórico en el cual –según distintos expertos- ya se llegó o está muy próximo el “peak-oil” es decir el punto en el cual comienza a decrecer la producción petrolera por el agotamiento de las reservas mundiales, el control político y militar de un país como Libia es muy importante para las potencias imperialistas.
Pero no se trata sólo de Libia, sino de los demás países, tan o más importantes que Libia por su producción petrolera o por su ubicación estratégica en el Medio Oriente, en los cuales se desarrolla un proceso de movilización de masas impulsadas por los acontecimientos en Túnez y Egipto: Arabia Saudita, Siria, Yemen, Omán, Kuwait, Qatar, Bahréin, Irak y otros.
EE-UU y las potencias europeas quieren obtener un punto de apoyo contrarrevolucionario para frenar las movilizaciones de masas que se extienden en la región.
Sin embargo, cuando evaluaban los riesgos de una intervención militar, nombraban entre dientes a Irak y Afganistán. Por eso el imperialismo, cómo política general y obligado por el proceso revolucionario, venía de sacrificar varios aliados y buscar una salida por medio de concesiones democráticas (las menores posibles) para frenar y desviar el ascenso. Esta política, en el marco de una guerra civil abierta, cómo es el caso de Libia, se tornó inviable.

Por otra parte, desde el punto de vista de los negocios petroleros, con Kadafi, no les iba nada mal. Y si bien desde el punto de vista político, Kadafi -a diferencia de Mubarak- era un aliado “inestable” ¿quién les garantizaba que les iría mejor con un nuevo gobierno del CNL? ¿Podrían los dirigentes burgueses del Consejo Nacional controlar el proceso revolucionario? El vocero del Departamento de Estado, informó que diplomáticos norteamericanos, entre ellos el embajador en Libia, Gene Cretz, mantuvieron reuniones en El Cairo y en Roma con "figuras de la oposición" al régimen de Muammar Kadafi, entre los cuales se destacaron los dirigentes del Consejo Nacional Libio, con el objetivo de "obtener un mayor entendimiento y perspectiva" sobre la crisis en Libia. En otras palabras, antes de arriesgarse a una intervención militar, los yanquis quisieron saber hasta dónde podían confiar en estos burgueses enfrentados hoy a Kadafi. Estos mismos dirigentes, encabezados por Mustafa Abdel Jalil, también fueron a rendir “examen” ante Sarkozy en Francia, quien los reconoció como “autoridad legítima del Estado Libio”.
Pero en el curso de los acontecimientos, el CNL culminó su subordinación completa al imperialismo, hasta el punto que fue reconocido como el auténtico gobierno de Libia por el imperialismo francés. Tras los triunfos de la contraofensiva de las tropas leales a Kadafi, que lograron recuperar varias ciudades importantes, el CNL que hasta hace poco mantenía diferencias internas en relación a la intervención imperialista, se unificó alrededor de reclamarle al imperialismo el establecimiento de una zona de exclusión aérea y el bombardeo de algunas instalaciones militares de Kadafi. Sin duda, ante la desigualdad de las fuerzas militares enfrentadas, con aviones, tanques, artillería pesada incluyendo disparos desde buques ubicados en las costas del Mediterráneo, del lado de Kadafi, mientras los sublevados combaten sólo con fusiles y artillería liviana, esta posición ha ganado a algunos sectores de la población, como parece haberse expresado en las últimas manifestaciones en Bengazi.
Sin embargo, se han visto también carteles rechazando cualquier intervención imperialista, e incluso diversas agencias periodísticas informaron que una misión de exploración “político-militar” enviada por el gobierno británico, fue arrestada y expulsada del país por “los rebeldes”.
Esto expresa, por un lado que, si bien los dirigentes burgueses que encabezan el CNL ganan influencia para su política proimperialista, no controlan totalmente el movimiento de las masas obreras y populares. Y por otro, que a pesar de la situación militarmente desfavorable un sector del movimiento de masas sigue desconfiando de los “favores” del imperialismo.
Finalmente el imperialismo encabezado por Francia, Inglaterra, Estados Unidos y España con el apoyo “amplio” de la Liga Árabe y la Unión Africana y el pedido formal del CNL, lanzó un ataque militar aéreo y naval, tras el hipócrita discurso de defender a la “población civil” de los ataques de Kadafi. Se “abstuvieron” de apoyar el ataque, Alemania e Italia, además de Rusia y China.
El argumento para las primeras acciones militares era establecer una zona de exclusión aérea que impidiese los bombardeos de la aviación de Kadafi sobre las ciudades bajo al control del CNL. Posteriormente, la intervención imperialista pega un nuevo salto, con la decisión aprobada en Londres el 28/3. “Un grupo de 36 países, liderados por las potencias occidentales que integran la OTAN, decidieron hoy en Londres continuar la intervención bélica en Libia hasta que caiga Muammar Kadafi” (Clarín 29/03/11).

Por un lado, la ONU envió una misión para negociar con el régimen de Kadafi y el CNL los términos de un cese al fuego y la apertura de una negociación, una “oferta” limitada a un plazo de unos días, según Hillary Clinton. El punto de partida de dicha negociación es que Kadafi debe dejar el gobierno y abandonar el país. A su vez el régimen de Kadafi ha enviado una misión negociadora “secreta” a Londres.
Al mismo tiempo, EEUU e Inglaterra, potencias imperialistas que están a la cabeza de la operación militar “no excluyen” ante el fracaso de las negociaciones, otorgar armas a los milicianos. Cómo sucedió previamente, el imperialismo tiene enormes dudas de dar ese paso respecto a armar un movimiento que aún no controlan de forma completa. Diversas fuentes periodísticas informan que tanto la CIA como el M16, los servicios secretos de EEUU e Inglaterra respectivamente, han enviado sus agentes al territorio libio para conocer a fondo esta situación.
Francia, otra de las potencias al frente de la intervención se opone a armar a las milicias, lo que muestra que estas diferencias son una fuente de nuevas tensiones entre las distintas potencias imperialistas.

Controlar por completo, centralizar y subordinar al mando imperialista el movimiento de masas que se levantó en armas contra Kadafi es un punto clave en el desarrollo de la guerra civil y marcaría un punto crucial en la transformación de la insurrección armada de masas hacia una guerra de liberación nacional contra el imperialismo y sus agentes dentro del territorio libio. ¿Los bombardeos de la OTAN contra milicanos en el frente de batalla presentados como “muertes por fuego amigo” pueden ser la expresión de estos intentos por controlar por completo a las milicias?
Afirmamos que una salida por la vía de una negociación parece a esta altura altamente improbable. Los objetivos contrarrevolucionarios del imperialismo sólo pueden ser garantizados, en definitiva, por una ocupación militar directa de sus ejércitos. La situación se orienta cada vez más en dicho sentido.


No dos, sino tres “campos políticos” en la revolución Libia


Un programa revolucionario para Libia debe considerar el conjunto de factores políticos en desarrollo, es decir tanto el proceso de guerra civil cómo la intervención imperialista de la OTAN.
En Libia se enfrentan tres “campos políticos” y no dos: el de las masas obreras y populares organizadas en los comités populares y las milicias armadas. La revolución ha dividido además a la burguesía libia en dos facciones una alrededor de Kadafi, y otra agrupada en el CNL que pretende montarse en la revolución para controlarla apoyada por las potencias imperialistas. Los obreros y el pueblo revolucionario de Libia no deben esperar ninguna “ayuda” del imperialismo. La dinámica de cualquier tipo de intervención –incluyendo la zona de exclusión aérea- conduce a la ocupación directa a modo de “protectorado”, o al fortalecimiento de los sectores burgueses proimperialistas para que asuman el poder a su servicio. Basta con ver el resultado de la “ayuda” que brinda la OTAN en Afganistán, en donde son cosas de todos los días las muertes de civiles por los bombardeos indiscriminados.

Los trabajadores tampoco deben dar ningún apoyo político al ala burguesa encabezada por Kadafi. El gobierno argentino de Cristina K dio primero un apoyo vergonzante al régimen libio, haciendo silencio durante varios días mientras Kadafi reprimía salvajemente las manifestaciones en Bengazi y Trípoli. Luego adoptó una posición ambigua (*), por un lado, para tratar de empalmar parcialmente con la línea imperialista, y porque además la figura de Kadafi y la masacre contra la población libia “pianta” los votos de la clase media que necesita para ganar las próximas elecciones.
En cambio Chávez, Castro, Ortega y Evo Morales, con distintos tonos apoyan a Kadafi, presentándolo como un luchador antimperialista y sintonizando con el discurso de que la insurrección del pueblo libio es en realidad una conspiración del imperialismo para quedarse con el petróleo.
La realidad es que desde hace 20 años Kadafi dejó de tener contradicciones con el imperialismo mundial y pasó a ser uno de sus mejores socios, al que los mandatarios de las principales potencias recibían y visitaban frecuentemente y hasta tomaban con cierta gracia su “excentricidad”, como si se tratara de una estrella de rock. El nacionalismo burgués de Kadafi quedó en el pasado, así como el nasserismo de la burguesía egipcia terminó en el régimen proimperialista de Mubarak, pero sin necesidad de cambiar de hombre.
Las fuerzas que responden a Kadafi no desarrollan ninguna política para enfrentar la intervención imperialista. No disparan un solo tiro contra las fuerzas de la OTAN y continúan masacrando a las milicias, mientras negocian con el imperialismo. Esta situación resta toda posibilidad para el desarrollo de un frente único en el terreno militar contra la intervención imperialista.
Lo que hace falta para ganar la guerra civil, derrotar la intervención imperialista de la OTAN y derrocar a la dictadura, es levantar un programa revolucionario: Total rechazo a la intervención imperialista en Libia. Expulsión de todas las misiones imperialistas que ya han puesto sus pies sobre Libia.
Un ferveroso llamado a los trabajadores y los pueblos árabes –fundamentalmente a los de Egipto y Túnez-, a apoyar su revolución y a enfrentar la intervención imperialista con armas y voluntarios. Declarar la nacionalización bajo control obrero de toda la industria petrolera, no sólo los pozos y las reservas que ya están nacionalizadas, sino de toda la infraestructura extractiva y de comercialización en manos de empresas imperialistas; y que el dinero proveniente de la exportación petrolera será destinado a las necesidades populares según un plan económico obrero y popular aprobado en un consejo de nacional delegados democráticamente elegido por los obreros y los barrios populares.
Amnistía total para los soldados y sub-oficiales que se pasen al lado de las milicias revolucionarias. Elección de abajo hacia arriba de todos los mandos militares de las milicias.
Ninguna de las alas del Consejo Nacional de Bengazi, por su carácter burgués y proimperialista es capaz de levantar un programa revolucionario semejante para ganar a su favor las fuerzas en las que se apoya Kadafi. Por el contrario, su política es convencer al imperialismo que son dignos de su confianza. Completa ruptura con todos los elementos burgueses del CNL de transición y creación de un Gobierno de delegados obreros, populares y de soldados de las milicias.
Organizar en el curso de la lucha un partido de obreros y sectores del pueblo revolucionarios que levante este programa es decisivo para definir el triunfo de la guerra civil y derrotar al imperialismo.


Andrés Caseros



Nota:*) La cancillería argentina emitió un comunicado el 22 de febrero diciendo que “el gobierno argentino expresa su profunda preocupación por la grave situación en Libia, lamenta la pérdida de vidas y los actos de violencia acaecidos en los enfrentamientos” y se pronuncia por “una pronta solución pacífica, dentro de un diálogo democrático constructivo y de absoluto respeto por los derechos humanos y la voluntad del pueblo libio”.


El proceso revolucionario se profundiza, ahora Siria y Yemén

Desde hace aproximadamente dos semanas, importantes movilizaciones estallaron en Siria. El proceso comenzó en la ciudad de Deraa, en el sur y se ha extendido a otras ciudades y a la capital del país, Damasco. El régimen del partido Baas, gobierna desde 1963, apoyado en las fuerzas armadas y en fuerzas para-militares que cuentan con 100 mil hombres. El gobierno está encabezado desde el año 2000, por Bashar el Asad.
Las movilizaciones fueron brutalmente reprimidas por el ejército, causando según diversas fuentes más de 150 muertos, además de decenas de detenciones.
Al mismo tiempo, el Asad aceptó la renuncia de todo su gabinete y autorizó a uno de sus ministros a formar un nuevo gobierno.
Pero las movilizaciones reclaman la renuncia de Bashar el Asad y la anulación de la Ley de Emergencia, que data de 1963 y por la cuál están completamente restringidas las más elementales libertades democráticas.

En el plano internacional, el régimen sirio está alineado con Irán y enfrentado a EEUU e Israel por dar apoyo y armamento al Hezbollá, en Líbano. El ejército sirio viene de retirar sus tropas de ocupación de dicho país (2005), tras un levantamiento popular en repudio al asesinato del ex presidente libanés Rafik Hariri. EEUU ha señalado que no intervendrá militarmente en Siria.Por su parte en Yemén ha esto un levantamiento popular que reclama la caída de Alí Abdullah Saleh, quién gobierna el país desde hace 32 años.
El gobierno ha ofrecido dar elecciones anticipadas en el término de un año, lo cuál fue rechazado, dando lugar a la continuidad del proceso de movilizaciones de masas.
Cómo en Libia, el ejército se ha dividido y ya se han producido los primeros enfrentamientos armados entre ambos sectores.
El gobierno yemení, es uno de los aliados de EEUU en la región. Estados Unidos ha manifestado públicamente su apoyo a Saleh, señalando que le preocupa el proceso de transición hacia un nuevo gobierno.

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