miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cristina y los patrones ya empezaron el ajuste


A un mes del amplio triunfo electoral, el gobierno de Cristina ya está dando los primeros pasos que marcan claramente cuál será la orientación de su nuevo mandato, determinada por el agotamiento del “modelo” económico kirchnerista, y por la crisis económica mundial que se profundiza y prolonga sin que nadie pueda pronosticar una salida cercana en el tiempo. El supuesto “blindaje” de la economía argentina fue otro cuento kirchnerista que ni los más fanáticos propagandistas del gobierno defienden ahora.

Cristina comanda el frente único patronal contra el pueblo trabajador

En ese marco, Cristina “tiene un plan” que ya está llevando a la práctica. Consiste en unificar a todos los sectores patronales en una ofensiva contra el pueblo trabajador para descargar sobre sus espaldas los costos de la crisis capitalista.

La primera parte del plan kirchnerista, es decir abroquelar a los sectores patronales detrás de Cristina, ya parece asunto liquidado. Los rabiosos aplausos que Cristina recibió tras su discurso en el cierre de la Conferencia Anual de la Unión Industrial Argentina (UIA) no dejan lugar a dudas. Y no eran solamente los viejos amigos patronales del gobierno, como “el vasco” De Mendiguren, quienes festejaban las palabras de la Presidenta. Entre los comensales se encontraban los “gorilas” de la Mesa de Enlace rural.

No hay magia ni misterio en el éxito del gobierno para ganarse el apoyo unánime de todos los sectores empresarios. Lo que hay es, como dijimos más arriba, un objetivo común de hundir en la miseria a los trabajadores y el pueblo para mantener las jugosas ganancias en medio de la crisis capitalista. Las chicanas a Moyano y la negativa de apoyar su proyecto de “reparto de las ganancias” casi hicieron llorar de la emoción a más de un dirigente patronal. Pero el más importante de los respaldos capitalistas ya lo había conseguido Cristina en la reunión del G-20. Los elogios que recibió de Obama significan el reconocimiento del más importante sector burgués: el imperialismo yanqui. Mientras Cristina amonestaba a los banqueros imperialistas en esa misma reunión por caer en el “anarco-capitalismo”, sus funcionarios negociaban el pago de la deuda externa al Club de Paris.

Sin embargo la segunda parte del plan K, el ajuste antipopular, es la más complicada. El 54% de los votos, sin dudas, ubican al kirchnerismo como el agente político patronal más capacitado para hacerle tragar a las masas el “amargo remedio”. Por otro lado es reconocida la capacidad del kirchnerismo para disfrazar de progresista hasta la política más reaccionaria. El problema es que el gobierno consiguió semejante respaldo electoral prometiendo no rebajar las condiciones de vida de los trabajadores. El “nunca menos” de la campaña electoral se convierte en el “tarifazo y tope salarial” actual. Estos dos ejes del ataque patronal están íntimamente ligados y son inseparables. La política de subsidios ha sido un pilar fundamental del “modelo” durante los años de crecimiento. Sin embargo el actual déficit fiscal, ocultado con al manoteo a cuanta caja se le cruzó al gobierno (la de la ANSES, es decir la de los jubilados, en primer lugar) hace imposible sostenerlo. Si el gobierno libera las tarifas, como reclaman las empresas de servicios públicos privatizados, pero no contiene la puja salarial que esto inevitablemente provoca, el costo del ajuste lo pagarían el resto de las patronales a través del aumento de sueldos a sus propios trabajadores. Ahí entra el techo de aumento para las paritarias. La “sintonía fina” de Cristina consiste, entonces, en que el déficit fiscal no lo financian ni las privatizadas, ni el resto de las patronales, la pagan los trabajadores con una rebaja salarial importante.

El gobierno venia postergando el ajuste hasta las elecciones. Una vez conseguido el amplio triunfo electoral y con la crisis económica mundial que amenaza con convertirse en una depresión abierta, Cristina acelera el ataque. Esta contradicción entre las aspiraciones de las masas de, como mínimo, mantener las condiciones actuales de vida y la necesidad de los empresarios y el gobierno de atacarlas hace preveer una agudización de la lucha de clases como ya está ocurriendo en muchos otros países, incluidos los de la región. A esto hay que agregarle que el gobierno no cuenta con un partido político homogéneo e incondicional capaz de mantenerse férreamente unido en una situación de enfrentamiento con la lucha obrera y popular. El “movimiento kirchnerista” está lleno de contradicciones y disputas entre las fracciones que lo componen.

Disciplinando a la burocracia sindical

Moyano fue un aliado fundamental del kirchnerismo durante los dos mandatos presidenciales. Sin embargo Cristina, desde la muerte de Néstor Kirchner, viene serruchándole el piso para poner a la cabeza de la CGT a otros sectores de la burocracia sindical del sector llamado “independiente” (Martínez de la UOCRA, Caló de la UOM, o el Secretario General del SMATA). El gobierno ya tiene acordado con los empresarios un tope salarial para las paritarias de 2012 de aproximadamente el 18%, muy por debajo de la inflación. Las declaraciones de la Viceministro de Trabajo, Noemí Rial, advirtiendo que no homologarían aumentos superiores a ese techo es otro “caramelo” del gobierno para las patronales. La exigencia a Moyano para que firme hoy mismo ese techo es invitarlo al suicidio político. Ya en 2011 la paritaria de Camioneros cerró en un 24% como pauta para el resto de los convenios. Sin embargo, varios sindicatos terminaron acordando aumento mayores dejando mal parado a Moyano. Cristina cierra el círculo del serrucho bajo los pies de Moyano y pretende que este zapatee como un tonto. Y como Moyano de tonto no tiene un pelo, se pinta de “combativo” para resistir el ataque K. Los trabajadores no debemos confiar en los discursos demagógicos de este dirigente acorralado. Esta desconfianza no quita que aprovechemos cada contradicción entre la burocracia sindical y el gobierno para impulsar la movilización contra el techo salarial del gobierno y la patronal.

Pero el disciplinamiento no se limita a Moyano y sus aliados. La negativa a homologar el aumento de sueldos acordado en las paritarias de la UATRE (peones rurales) y la ofensiva, con militarización incluida a los controladores aéreos, y pedido de quite de la personería gremial, contra APTA (personal técnico aeronáutico) demuestran que estamos ante una orientación claramente antisindical y propatronal de Cristina.

Por un Frente Único Obrero contra las persecuciones y el ajuste

La necesidad da avanzar sobre las condiciones de vida del pueblo lleva al “gobierno de los derechos humanos” a atacar a los luchadores obreros y populares con la represión, asesinatos incluidos, la cárcel y la judicialización de las protestas. El gobierno de Kirchner ha hecho una bandera de la “no represión a la protesta social” para ganar el apoyo de los trabajadores y sectores populares. Pero los hechos demuestran que esto es completamente falso. Luchas como la de los obreros de Kraft, al igual que las huelgas petroleras y docente en el sur del país fueron duramente reprimidas. Miles de delegados tienen causas judiciales abiertas con pedidos de desafuero gremial, denuncias penales, etc., relacionadas a su actividad sindical, como el dirigente ferroviario Sobrero, y esta preso el delegado petrolero Víctor Oñate, que integra el Cuerpo de Delegados que encabezó las luchas salariales y desplazo a la burocracia del sindicato petrolero de Santa Cruz, además de Olivera, Claros, Tapia y Karina Germano. Las luchas populares por tierra y vivienda como las de Ledesma o el Parque Indoamericano han sido reprimidas con el saldo de varios trabajadores muertos.

El accionar de las patotas sindicales, como la que asesinó al compañero Mariano Ferreyra, y de la cual el gobierno nacional es responsable político, complementa la represión estatal, cuando, de acuerdo a sus necesidades políticas, el gobierno no actúa mediante una represión abierta.

Ante esto numerosas comisiones internas, delegados y agrupaciones obreras combativas, del ferrocarril Sarmiento y Belgrano Norte, de Monsa Línea 60, Metrovias y Ecotrans. De importantes fabricas como Kraft, Pepsico, Paty, Frigorífico Rioplatense, EMFER, FATE, del Hospital Garrahan, y muchas otras, han conformado una Comisión para iniciar una campaña por la libertad y desprocesamiento, cierre de causas y anulación de las condenas de los dirigentes y activistas sindicales perseguidos y por la defensa de los cuerpos de delegados atacados por las patronales, las burocracias sindicales y el gobierno. Para denunciar además las constantes agresiones de las patotas sindicales en numerosos lugares de trabajo, y responder con medidas coordinadas y unificadas ante cada una de sus agresiones. Participan delegados como el ”Pollo” Sobrero (encarcelado recientemente, ni mas ni menos, que por “asociación ilícita”), Hermosilla de la comisión interna de Kraft, los delegados de la 60 Nestor Marcolín y Daniel Farella, Gustavo Lerer de la Junta Interna del Hospital Garrahan, etc.

Desde el PRS apoyamos e impulsamos este primer paso para unir las filas obreras y populares contra la ofensiva patronal. En este sentido hacemos un llamado a las corrientes más importantes de la izquierda clasista a darle la importancia que esta instancia de Frente Único se merece.

La situación actual convierte en una obligación para toda organización que se reclame clasista defender y desarrollar este organismo y toda instancia unitarios de las comisiones internas y cuerpos de delegados, agrupaciones, etc. Y la perspectiva de la situación hacia un mayor enfrentamiento entre las clases permitirá transformarlo en un polo de referencia para los trabajadores que salgan a pelear contra el ajuste del gobierno y las patronales. Para eso hay que dar un paso adelante combinando la pelea unificada contra el avance represivo con el impulso por la base de la pelea contra el techo salarial, por un salario mínimo igual al costo real de la Canasta Familiar y contra el tarifazo.

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