miércoles, 7 de diciembre de 2011

Proyecto de Ley de Tierras: el capitalismo “serio” kirchnerista…


No es ni antiimperialista ni antioligárquico

El gobierno de Cristina Kirchner anunció con bombos y platillos por cadena nacional el envío al parlamento de un proyecto de ley que limitaría, supuestamente, la compra de tierras nacionales por parte de extranjeros. En efecto, el proyecto del gobierno permitiría que puedan quedar en manos foráneas el 20% de las tierras rurales de la Argentina.

Se estima que, actualmente, entre 17 y 20 millones de hectáreas están en manos de inversores extranjeros. Entre los más conocidos se hallan Luciano Benetton que posee más de 900.000 has. en la Patagonia, así también como Douglas Tompkins con 400.000 has. Otro personaje es Ted Turner, dueño de la cadena de noticias reaccionaria CNN, con 10 mil hectáreas y Charles Joe Lewis con 200 mil has. en Rio Negro. Según datos de la patronal Federación Agraria Argentina (FAA) cerca del 10% del territorio nacional fue vendido a empresarios extranjeros. Toda una muestra del patriotismo de la burguesía argentina. Con el proyecto del gobierno, se cederá otro 10% más de tierras agrarias al imperialismo.

Pero el problema de la extranjerización de la tierra se suma al de su concentración; esto es, un puñado de burgueses “nacionales” manejan el negocio agropecuario: como dice Arturo Trinelli (UBA), si sumamos las tierras que tienen el italiano Benetton, las del rumano George Soros, la empresa nacional Bunge y Born y las de la también nacional Amalia Lacroze de Fortabat, llegaríamos a las dos millones de hectáreas, una superficie similar a la de Bélgica. ¡Cuatro burgueses poseen la misma cantidad de tierras que un Estado!

El fenómeno de los últimos años, repetido durante 200 años de historia, es la concentración de estas tierras disminuyendo el número de productores y el aumento de las superficies concentradas en esas 4000 familias, ya sea, a través de personas físicas o jurídicas. Durante los años `90 este fenómeno se acentúa gracias al “paquete tecnológico” creado por Monsanto , el cual contaba con maquinarias de siembra directa, las semillas de tipo transgénicas y otros insumos (herbicida Glifosato), marcando la entrada de grandes monopolios extranjeros a un nuevo mercado que surgía producto de las “innovaciones”.

Bajo la mentira de la limitación de las ventas, el proyecto de Cristina Kirchner, consagra en su artículo 16 que se respetarán los “derechos adquiridos” de quienes hace años vienen comprando, e incluso aumenta la posibilidad de que más tierras queden en manos de empresas y países extranjeros. Así, pueden quedarse muy tranquilos los yanquis, los europeos, los chinos, etc. que ya tienen cientos de miles de hectáreas.

El gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, se refirió al proyecto diciendo que “coincidimos en la importancia que tiene el hecho de preservar las tierras en manos nacionales y restringir su venta a extranjeros”. O sea, para el “modelo nacional y popular”, lo importante es que las tierras queden en manos de los “argentinos”. No importa que cuatro mil familias oligarcas (argentinas) posean el 43% de las tierras productivas del país. No importa que no se cuestione en lo más mínimo el sistema productivo en general. Lo único que les interesa es la garantía que todo burgués exige, no sólo para su conveniencia sino también para su existencia, su derecho a la propiedad. ¡“Que queden en manos argentinas”!: o sea que usted y yo podremos gozar del mismo privilegio que tienen los Martínez de Hoz, los Lacroze de Fortabat, los Anchorena, los Werthein y los Blaquier. Porque somos todos Argentinos…

La burguesía agraria nacional ya demostró que es capaz de forzar desplazamientos de pueblos y comunidades enteras que practican agricultura de subsistencia; que no dudan un segundo en armar bandas de pistoleros para asesinar y expulsar campesinos en el norte del país que resisten los avances de la frontera agrícola como Cristian Ferreyra, ultimado por sicarios contratados por empresarios sojeros; que son capaces de reducir a la esclavitud a los peones rurales con la aprobación del burócrata sindical Gerónimo “Momo” Venegas, etc.

¡Ah, pero lo importante es que las tierras estén en manos de argentinos!

Del otro lado, el de la oposición patronal se alzaron voces a favor y en contra. Quienes están a favor, plantean la necesidad de revisar el proyecto, pero en ningún momento ponen en cuestión la concentración de la tierra ni la extranjerización que ha sufrido hasta el día de hoy.

Quienes se pronunciaron en contra, lo hacen por considerar que el proyecto es “anticonstitucional” porque “los extranjeros tienen derecho a comprar tierras argentinas”. Como dijo el reaccionario Federico Pinedo: “no puede haber una ley que estipule que la reglamentación o limitación del derecho de los extranjeros de comprar bienes raíces, sea prohibir comprarlos”. Con el mismo tono, Mario Midón (presidente de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional) sostiene que “los [propietarios] nacionales están constreñidos a vender sus inmuebles a otros nacionales o extranjeros con residencia permanente, lo que mermó las expectativas de mayor demanda, fulminando el derecho de disponer de la propiedad”. He ahí la burguesía nacional.

¿Anarco-Capitalismo vs Capitalismo en serio?

En la reunión llevada a cabo en Cannes (Francia), Cristina Fernández de Kirchner acusó al “anarcocapitalismo” de ser el responsable de la actual crisis económica mundial. La solución que propuso fue la de volver a un “capitalismo en serio”, como el argentino… Más allá de lo absurdo de pretender dar lecciones de economía a las principales potencias imperialistas, Cristina cae también en el absurdo de pretender a un capitalismo desligado de la especulación. De hecho, ¿se puede pensar en un capitalismo sin Bolsa de Comercio que trafique bonos y acciones esperando la oportunidad para comprarlos a precios bajos y venderlos cuando suben? ¿O se puede pensar que la economía capitalista funcione sin bancos que no presten dinero o créditos a cambio de especular con el interés de sus préstamos? La única teoría que pudo y puede explicar el funcionamiento del capitalismo, esto es el marxismo, ya había demostrado que entre la “anarquía” y el capital, hay una conexión histórica. Que la “anarquía de la producción” capitalista es incompatible con la satisfacción de las necesidades elementales de los sectores populares ya que es la máxima ganancia el motor del capitalismo. ¿Y esto, qué tiene que ver con el proyecto kirchnerista de ley de tierras? Tiene que ver porque el proyecto no sólo que deja intacta la estructura latifundista de la propiedad de la tierra, sino que “como esto es el capitalismo donde todos quieren ganar mucho” como dijo Cristina, cada propietario agrario cultiva lo que le produzca más ganancias, o sea soja, o lo que el mercado mundial demande. Y si Argentina puede producir alimentos para 400 millones de personas, cómo se explica que el 21,2 de la población argentina se encuentre en la pobreza (como indica el estudio de la CTA oficialista de Yaski). Eso es el “capitalismo en serio” kirchnerista, que no es ni antioligárquico ni antiimperialista.

En una economía que se “reprimariza” es decir, que se basa cada vez más en la exportación de productos primarios de escaso valor agregado, donde la “reindustrialización” sólo queda en promesas, es necesario ante todo expropiar sin indemnización a todos los magnates y empresarios extranjeros como Benetton, Tompkins, Lewis, así como a la podrida oligarquía local como los Anchorena, los Lacroze de Fortabat, los Martínez de Hoz, etc. Estatizar bajo control de sus trabajadores los grandes pooles de siembra como Cargil, Dreyfus, Bunge y Born. Estatizar los puertos bajo administración de los obreros portuarios y elaborar la planificación de la producción agraria en base a las necesidades de los trabajadores, poniendo el monopolio del comercio exterior como condición primera. Sólo un gobierno de los trabajadores podrá llevar adelante las tareas para lograr la plena soberanía sobre los inmensos recursos nacionales del país y la plena independencia nacional. Mientras gobierne la burguesía nada de esto se podrá hacer, sino todo lo contrario: se seguirán vendiendo tierras, lagos, ríos, yacimientos de oro y otros metales, así como el petróleo y el gas, enriqueciendo a un puñado de capitalistas y sometiéndose al imperialismo.

Lucho y Juan

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