miércoles, 7 de diciembre de 2011

Por un frente de la izquierda clasista para la lucha


La contundencia del triunfo electoral de Cristina Kirchner tuvo un primer efecto temprano, tras los resultados de las primarias del 14 de agosto de 2011. Ya en primera vuelta, Cristina Kirchner recibió una abrumadora votación a favor del 50%, derrotando por una gran diferencia a los candidatos de los partidos y frentes opositores. Este hecho político determinó que la burguesía en su conjunto, incluyendo una parte de la patronal de la Mesa de Enlace (FAA y Coninagro), se encolumnara tras el gobierno como el mejor representante de sus intereses. El resultado electoral obligó a reacomodarse incluso a Biolcatti de la SR, que mantenía una actitud de enfrentamiento intransigente con el gobierno. Obviamente el trasfondo económico de esta situación, es que el conjunto de la burguesía, algunos más, otros menos, se beneficia con la política del gobierno, cuyas concesiones a los sectores de la burguesía con los que se había enfrentado en el 2008 logró neutralizar a los más radicalizados opositores y volcar a su favor políticamente a una parte considerable, lo que se reflejó en que “la ruralidad”, es decir los habitantes de los pueblos que apoyaron a la patronal agropecuaria en el 2008 y una franja de estos mismos votó por el gobierno. Posteriormente en las presidenciales, el gobierno amplió ese caudal electoral, obteniendo mayoría propia en diputados y senadores e imponiéndose en la mayoría de las gobernaciones provinciales, consolidando este proceso. El enfrentamiento entre el gobierno y la patronal agropecuaria que fue un elemento central de buena parte del desarrollo de la situación política, desde el lockout del 2008 hasta la constitución de los distintos agrupamientos políticos previos a las primarias, se cerró con las elecciones.

El gobierno, tanto por el “voto popular” como por el hecho de que la gran burguesía cerró filas en torno suyo, obtuvo un fortalecimiento relativo con el cual entra a un momento político caracterizado por el comienzo de un nuevo ciclo descendente de la economía nacional (acompañando la crisis capitalista general), y en consecuencia, por un giro en su orientación (ajuste, rebaja del salario real, etc).

Con respecto a los partidos de la oposición patronal con alcance nacional sólo se salvó de la debacle electoral el FAP encabezado por Binner (PS) quién –aunque también refleja los intereses de la burguesía agropecuaria- en realidad sólo intentó posicionarse para el 2015. El resto atraviesa una profunda crisis. La UCR esta dividida entre las facciones de Alfonsín-Morales, que tiene el control partidario, y la “renovación” que son los intendentes encabezados por Mestre, quien ganó en la ciudad de Córdoba. Carrió fue sacada de la conducción de su partido, el ARI-Coalición Cívica. De Narváez, quien ganó ni mas ni menos que la provincia de Buenos Aires contra Néstor Kirchner en 2009, quedo borrado del mapa político.

Estos partidos han quedado como una expresión vacía, porque los sectores patronales que intentaban representar, se han alineado al kirchnerismo. La burguesía reclama de todos ellos que no hagan, según palabras de un (viejo zorro) radical, “antikircherismo bobo”, es decir que apoyen la orientación política patronal y proimperialista general del gobierno en las cuestiones que realmente interesan. Este es el verdadero carácter de la “Renovación”, para lo cual deben ser excluidos un puñado de “impresentables”.

El Frente de Izquierda

El FIT logró primero superar el piso electoral del 1,5% impuesto por la ley electoral, gracias al voto de una franja de trabajadores y sectores de clase media -sobre todo de izquierda- que apoyaron el llamado del FIT para superar la proscripción- Posteriormente obtuvo 503 mil votos para candidato a presidente y cerca de 600 mil para diputados, siendo la única opción electoral de izquierda con la cual, la vanguardia obrera y sectores de la clase obrera conscientes, pudieron expresar mediante su voto una posición clasista, aunque se expresó de manera deformada por la adaptación al régimen burgués de la campaña del FIT (a la cual ya nos hemos referido).

Coincidimos con los planteos que señalan que ha sido una buena elección hacia los partidos que expresan una política obrera. Valoramos sobre todo, la pelea política dada por la militancia por ganar el apoyo de los trabajadores y los estudiantes hacia una posición de clase y la disputa con el kirchnerismo en el seno de la vanguardia obrera.

No acordamos en el carácter “plebiscitario” de las elecciones con relación al gobierno, como afirma el PO, sino todo lo contrario. Las elecciones tuvieron un carácter “legislativo”, es decir, estaba tan claro luego de las primarias el triunfo de Kirchner que la propaganda política de todos los partidos se orientó a votar legisladores “opositores” para controlar al gobierno, lo cual abrió relativamente los márgenes electorales a distintos agrupamientos por fuera del kirchnerismo. Con esto queremos expresar que no hubo ninguna “condición excepcional” que justifique análisis exitistas que atribuyen a la campaña electoral y el resultado electoral un valor superior, ni mucho menos “subir la perspectiva histórica de la clase obrera” (Altamira), como sí una campaña y un resultado electoral, es decir un medio de lucha secundario y subordinado, pudieran ser un factor decisivo del desarrollo de la lucha de clases!

Las disputas en el frente burgués, que se manifestaron en los enfrentamientos del 2008 en las rutas, actos y movilizaciones, luego se trasladaron al intento opositor de imponerle su política al gobierno en el parlamento, y en éste último momento se concretaron en la disputa electoral, en las aspiraciones de las oposiciones burguesas de imponerle al gobierno una segunda vuelta y derrotarlo mediante un frente opositor de hecho. En este marco, nuestro partido consideró incorrecto un acuerdo electoral con corrientes que apoyaron el lockout de la patronal agropecuaria, como IS. Sin embargo, desarrollamos una militancia en favor del voto al FIT en las elecciones primarias, contra la política proscriptiva del gobierno y el régimen. A su vez, llamábamos a votar críticamente por las candidaturas del PO y el PTS en las presidenciales.

La nueva situación política creada con el triunfo contundente del gobierno en las primarias obligó, incluso a la burguesía más crudamente opositora, a reconocer al gobierno como el único representante posible de sus intereses inmediatos. El enfrentamiento entre sectores burgueses quedó momentáneamente disipado, y el gobierno se posicionó como representante político de la gran mayoría de la burguesía. Por eso consideramos superado como un argumento de delimitación política actual la cuestión de la política de IS de haber apoyado a un sector de la patronal agropecuaria y llamamos al voto crítico al conjunto del FIT, modificando nuestra posición inicial en consecuencia.

Un frente para la lucha

Si hay algo que marca el desarrollo de la situación política posterior a las elecciones es la necesidad de un bloque defensivo (hacia un frente único obrero) de todos los sectores obreros combativos, “partidistas y no partidistas” ante la ofensiva del gobierno y los capitalistas que marca el nuevo momento político. Esto presupone el desarrollo de una enérgica acción común dentro de los sindicatos y organizaciones de masas, basados en un programa (y en la agitación de este) y en el desarrollo de una organización para tales fines. Esto permitiría el “desarrollo y fortalecimiento del Frente de Izquierda” como plantean sus integrantes, porque sería concretamente el pasaje de un acuerdo electoral limitado a un Frente para la intervención en la lucha de clases que agruparía sin dudas un sector más significativo de la vanguardia obrera y podría incorporar otros partidos, como el MAS por ejemplo. Es la crisis capitalista y las perspectivas de agudización de la lucha de clases marcado por esta, la que plantea con urgencia esta tarea.

El debate sobre la continuidad del Frente de Izquierda ya esta instalado. IS plantea mantener el FIT como un “acuerdo político electoral” que intervenga tambien en las elecciones sindicales y responda a la “realidad política y social” (Desarrollemos el FIT mientras debatimos, El Socialista Nº 208).

El PTS plantea “Partiendo de que la continuidad del FIT sacando declaraciones frente a los principales hechos políticos y de la lucha de clases es un “piso”, consideramos que para aprovechar este capital político que conquistamos es necesario ponerlo al servicio de la construcción de corrientes clasistas en el movimiento obrero para recuperar las organizaciones de las manos de la burocracia sindical y de la construcción de un partido revolucionario (incluyendo la agitación por formas transicionales como puede ser un Partido de Trabajadores)” (LVO Nº 453). Sin embargo como “Desde el PTS, (señalamos) claramente que no hay condiciones en lo inmediato para la construcción de un partido revolucionario unificado” (LVO Nº 455), la propuesta de continuidad del FIT seria el “piso” que ellos mismos plantean sumado a la intervención en corrientes sindicales comunes.

Por su parte el PO señala: “El Frente de Izquierda, por su lado, se encuentra condicionado por dos tendencias: una es hacia la incorporación de nuevos agrupamientos y corrientes y a la necesidad de que continúe la intervención sistemática de agrupamientos que ya militan con el Frente, como la Asamblea de Intelectuales; la otra, hacia una clarificación de las posiciones políticas estratégicas.” (Por el fortalecimiento y desarrollo del Frente de Izquierda y de los trabajadores. Conclusiones de la reunión del Comité Nacional del Partido Obrero, Suplemento). No se comprende entonces porque esa necesidad de una “intervención sistemática”, que se realiza en la intelectualidad, no se lleva a los sindicatos (con lo cual deberían estar de acuerdo con el PTS) ni porque a la fecha no hay ninguna propuesta, por lo menos del PO que escribe en ese sentido, de “incorporar nuevos agrupamientos y corrientes”. Más bien ha sido todo lo contrario, ya que el PO vetó la incorporación de otras corrientes (sobre todo de las que provienen de rupturas propias) al acuerdo electoral.

Es decir, la realidad es que de conjunto estas orientaciones apuntan a una continuidad ultra limitada del FIT y desconectadas de la necesidad del desarrollo, no de un bloque electoral, sino de un bloque defensivo para la intervención común, en la agitación política, en los frentes sindicales, estudiantiles, etc, sin ninguna limitación en todos los ámbitos donde se desarrolle la lucha

Nuestro partido ha planteado tiempo atrás, un llamado al PO, PTS y MAS para la constitución de un bloque político a partir de la posiciones generales comunes en el rechazo del lockout patronal agropecuario y la independencia del gobierno de Kirchner. Como en general sucede con las propuestas de las organizaciones de menor desarrollo, la propuesta, fue ignorada sin considerar su argumentación, por parte de las corrientes en cuestión. Lo fundamental de esa propuesta es que partiendo de un hecho de la lucha de clases que delimitó claramente las posiciones de la “izquierda” frente a la vanguardia obrera, un bloque de estas características podría atraer a una parte de esta hacia un agrupamiento político y, en perspectiva, mediante la clarificación y delimitación política interna al desarrollo de un partido de trabajadores revolucionario.

El problema principal de estos planteos es que si no se apoyan en un ascenso de la clase obrera (una posibilidad potencial pero que finalmente no se produjo), mueren en el nido.

Sin embargo, aunque hoy no existe tampoco un ascenso de la clase trabajadora, estamos ante varias experiencias de hacia donde debemos empujar.

La existencia de una vanguardia obrera independiente con un peso relativo importante en Neuquén, ha dado un carácter de frente único a la asamblea del FIT, incorporando sectores de vanguardia y distintas corrientes políticas obreras que pudieron intervenir con sus planteos. También en Capital Federal, en el marco de la lucha por el desprocesamiento y libertad a los presos políticos que encabezan diversos sectores obreros donde tiene influencia la izquierda se avanza en el mismo sentido, pero con un desarrollo político distinto: de una instancia de Frente Único se van delimitando distintas orientaciones políticas en su seno. Estos ejemplos debemos multiplicarlos y centralizarlos en una instancia nacional.

Andrés Caseros

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