jueves, 3 de mayo de 2012

Lucha de la 60


Unir a los 1300 trabajadores para continuar la lucha contra los despidos, por los cambios de tareas y en defensa del Cuerpo de Delegados


La 60 desnuda la crisis del transporte y la represión kirchnerista contra los trabajadores

Como hizo antes con los maestros y los trabajadores del subte, el gobierno dedico un párrafo del discurso presidencial realizado en cadena nacional por el tema de YPF, a la lucha de la 60. Cristina dijo allí que “tiene que lidiar con la 60”. Este planteo de Cristina estuvo destinado a justificar el descomunal operativo conjunto de más de mil efectivos de la infantería de la provincia de Buenos Aires (Scioli) y la gendarmería (Garré), para amenazar con desalojar a los trabajadores de la cabecera de Ing. Maschwitz que se encontraban realizando la huelga con permanencia en su lugar de trabajo. Esto forma parte de un “repertorio” que el gobierno toca cada vez más seguido ante el deterioro de la situación económica y social: encarcela y enjuicia trabajadores, realiza actividades de espionaje contra dirigentes y activistas, reprime las huelgas, etc., mostrando de esta forma que el gobierno y las fuerzas represivas del Estado están al servicio de los intereses de la clase patronal. En el caso de la 60 el eje de todos estos ataques es destruir al Cuerpo de Delegados.
El kirchnerismo durante los años de crecimiento económico hablaba de “redistribución de la riqueza” y afirmaba que no reprimiría la protesta social. Es que cuando la patronal gana mucho dinero intenta mantener condiciones de paz social basadas en algunas “concesiones” que le permita un “buen clima de negocios”. Pero Cristina ahora habla de “sintonía fina” (o sea de ajuste) y califica las huelgas y las luchas obreras como “extorsiones”.
Pero la lucha de la 60 también es atacada porque puso al descubierto la crítica situación del transporte público producto de la política del gobierno nacional que mantiene el mismo “modelo” de privatización con respecto a trenes y subte y una política de subsidios que ha enriquecido a la patronal del colectivo a los largo de estos años. El crimen social de Once fue la expresión más brutal de una situación que muestra como las patronales amparadas por el gobierno nacional se enriquecen “atando con alambre” los trenes sin importarles la vida de los trabajadores. En el colectivo es igual que en el tren. Líneas como la 25 siguen de paro porque los empresarios no tenían ningún colectivo ¡NINGUNO! en condiciones de funcionar (dicho hasta  por la propia CNRT) La patronal de la 60 dice por los medios que ha renovado casi la totalidad de su flota con modelos 0 km, pero tiene guardadas gran cantidad de estas unidades en las playas de estacionamiento para cobrar los subsidios sin poner los servicios en la calle (salen alrededor de 28 colectivos por hora cuando deberían hacerlo 54 en cabecera Constitución).    
Entre las reivindicaciones de los choferes de la 60 están el respeto a las frecuencias y la calidad del servicio (que hace a las condiciones de trabajo de los choferes y a la forma en que los trabajadores viajan) y los “cambios de tarea”, es decir, que se mantenga el puesto de trabajo a aquellos choferes que han dejado su salud trabajando en estas condiciones y que ahora la patronal pretende echar como perros. Estas reivindicaciones pusieron el “dedo en la llaga” al cuestionar este “modelo kirchnerista”
de transporte.

5 días de huelga

El paro de 5 días con 100% de adhesión, las movilizaciones y los piquetes en Panamericana y Capital mostraron la enorme fuerza del reclamo que se colocó como uno de los ejes de la situación política (justamente por eso la huelga fue tan duramente atacada por el gobierno).
El dictado de la conciliación obligatoria (con la reincorporación temporal de los despedidos) planteó la discusión sobre la continuidad o no de la medida.
Un sector del activismo con justeza reclamó la convocatoria a una asamblea general (que dadas las características de la empresa fueron masivas asambleas en cada cabecera) para pelear por continuar la huelga que era la posición minoritaria en el Cuerpo de Delegados. Las asambleas mostraron una paridad entre las posiciones en discusión, lo que ponía de relieve privilegiar la unidad de los 1300 choferes de la 60 para proseguir la lucha una vez vencida la conciliación obligatoria. Con poco y nada de “diferencia” se continuó el paro, lo cuál fue advertido por la patronal y el gobierno que unas horas más tarde lanzó el operativo amenazando con el desalojo de Maschwitz, que si bien no consumó la represión mostró la dificultad de continuar la medida en esas condiciones. Los compañeros de Maschwitz se mantuvieron con gran firmeza frente a cientos de miembros de la infantería y gendarmes  pero esta situación igualmente fortaleció el planteo de levantar. Era muy difícil postergar la decisión para una asamblea al mediodía como se había hecho el día anterior.
Nosotros combatimos la idea impuesta por la burocracia sindical que persigue a todos los que no se someten a sus posiciones. Creemos que la democracia sindical es la posibilidad de que se expresen todas las posiciones y críticas con total libertad. La lucha por las posiciones no “divide” como dice la burocracia sindical, la acción de todos los trabajadores se unifica en asambleas. Consideramos que si el Cuerpo de Delegados defendía la continuidad del paro y trabajaba para fortalecer su carácter activo los trabajadores habrían apoyado mayoritariamente esa decisión.     

Actualmente, la patronal debió aceptar que los despedidos reingresen pero no les ha dado tareas. Aunque siguen las negociaciones en el marco de la conciliación obligatoria, tampoco la patronal ha accedido a dar los cambios de tareas. Son síntomas de que la patronal de DOTA, La Union tranviaria Automotor, y el gobierno mantiene su ataque contra los trabajadores.
Ante esta situación, los 1300 trabajadores de la 60 deben unirse alrededor de la defensa de los despedidos, por los cambios de tareas y demás reivindicaciones. Alrededor de estas reivindicaciones hay que defender el planteo de un paro activo si la patronal mantiene esta postura.
Con cerca de 2000 choferes en diversos conflictos (líneas 24, 25, 60, etc) la dirección de la UTA debería convocar a un plan de lucha y paro de Capital y provincia de Buenos Aires hasta obtener estas demandas. Pero la UTA, claro está, no tiene esta posición.
Trabajemos entonces por un Frente Único que agrupe a todos los sectores del transporte que están peleando y a las comisiones Internas, Cuerpos de Delegados y agrupaciones combativas del colectivo, del subte y del tren para desarrollar una lucha conjunta.
Por último, agrupemos en un Comité de Solidaridad a todos los sectores obreros, políticos, sociales, estudiantiles que defienden la lucha de la 60.  

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