jueves, 3 de mayo de 2012

Paros Generales en Europa e India


 A la par que en el norte de África y Medio Oriente sigue su curso el proceso revolucionario abierto con las movilizaciones del pueblo Tunecino que tiraron a la dictadura de Ben Alí y se extendieron rápidamente  hacia otros países como Egipto, Libia, Siria, Bahréin, Yemen- si bien con diferentes desarrollos-,  los primeros meses del año encuentran a Europa envuelta en una nueva ola de paros generales. La situación irresuelta de Grecia, uno de los primeros laboratorios de pruebas en donde el imperialismo midió su política de ajuste, sumados a la fuerte caída del índice de generación de empleo en EEUU, que tanta ilusiones había generado en los economistas burgueses y la huelga general realizada en India en el mes de febrero, nos da la pauta de que lejos de solucionarse, o mínimamente “estabilizarse”, la crisis económica se sigue profundizando, así como los ataques de las burguesías imperialistas contra la clase trabajadora. Ante esta situación, las burocracias sindicales, presionadas por los trabajadores se ven obligadas a responder, con paros generales.

En España, en dónde el desempleo alcanza registros históricos, oscilando en el 20% (50% si tomamos únicamente a la juventud, al igual que en Grecia), la Unión General de Trabajadores (UGT) y la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO) convocaron un paro general de 24hs -que obtuvo un alto acatamiento principalmente en los sectores industriales- , durante el cual se produjeron enfrentamientos en varias ciudades con la policía. Recientemente el gobierno de Rajoy anunció el recorte de cerca de 10. 000 millones de euros en los sectores de salud y educación además de nuevas privatizaciones y “reestructuraciones” en el sector energético.
En marzo una huelga general, la segunda contra el gobierno de Passos Coelho, tuvo lugar en Portugal, con un gran peso principalmente en los transportes y en menor medida en los sectores de salud, educación y servicios.
En Italia, el pasado 13 de abril y luego de 6 años, los tres principales sindicatos actuaron en conjunto para convocar a una jornada de paro general en rechazo a los ajustes del premier Mario Monti (uno de los títeres colocados por la banca internacional tras la salida de Berlusconi). La medida se sintió principalmente en los sectores metalmecánicos, en los ferrocarriles y el puerto.
Uno de los nuevos elementos que reflejan el curso de la crisis, y la respuesta de la clase trabajadora, fue la huelga general que tuvo lugar en la India, en donde la carestía de vida ha aumentado particularmente en los últimas meses, convocada por un frente unido de sindicatos para exigir al gobierno, entre otras cosas, que refuerce el derecho al trabajo e instaure un salario mínimo. Este paro en la India es particularmente importante teniendo en cuenta la cantidad de habitantes (mil millones) y que afecta a uno de los países agrupados dentro del BRIC, como una de las grandes economías en desarrollo, junto a Brasil, China y Rusia.

Más allá de los diferentes desarrollos en cada país, estas acciones demuestran en primer término la voluntad de las masas de luchar contra los ajustes y en segundo lugar las intenciones de las distintas burocracias reformistas  de descomprimir la presión acumulada de las bases con paros aislados. Pero estos son impotentes contra los ajustes con los que el imperialismo quiere someter a los trabajadores y sólo demuestran la inconsecuencia de estas centrales sindicales para enfrentarlos debido al carácter reformista, es decir, pro-burgués de las conducciones.
Esta crisis económica, expresión de un sistema agotado y en decadencia solo puede solucionarse por dos salidas. Una es la salida capitalista, que no sólo significa profundizar las condiciones de explotación de los trabajadores y la miseria de las masas populares), sino que plantea una nueva lucha entre las distintas burguesías imperialistas por el reparto de los mercados, (las materias primas y los recursos energéticos.
 La otra es la salida es la revolución socialista, porque enfrentarse al ajuste es enfrentarse necesariamente a la naturaleza del sistema capitalista. La única forma de evitar “que la crisis la paguemos los trabajadores” es con una insurrección triunfante que tome el poder e instaure un gobierno de los trabajadores.
Los atropellos imperialistas a las masas obreras en Europa y el derramamiento de sangre de los pueblos africanos y Medio Oriente plantean con urgencia la necesidad histórica de construir un partido de trabajadores revolucionario para impulsar, organizar y dirigir la lucha de la clase trabajadora para concretar estas tareas.

Tomás Contreras

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