domingo, 1 de julio de 2012

La victoria de Hollande, Grecia y la dinámica de la crisis europea


Para el periodismo, la victoria de Hollande sólo se explica por el “hartazgo” de los franceses ante la “frivolidad” de Sarkozy. Ese “hartazgo” de cientos de miles de jóvenes estudiantes y trabajadores con trabajos precarios o desocupados, es la consecuencia de las políticas de ajuste que sobre todo en salud y educación, que hicieron que una mayoría se volcara por la candidatura del Partido Socialista. El Partido Socialista es un partido burgués, y uno de los pilares del sostenimiento del régimen, aunque tradicionalmente recibe los votos de una parte importante de la clase trabajadora. El caballito de batalla electoral de Françoise Hollande consistió en prometer políticas que incentiven el crecimiento económico y no exclusivamente las de ajuste que impulsaba la dupla Merkel-Sarkozy.
El discurso electoral de Hollande refleja la creciente preocupación de un sector de la burguesía europea porque la política de ajuste rabioso impulsada por Alemania, los lleva a un callejón sin salida. Eso explica que el tecnócrata Mario Monti (que gobierna de facto Italia por voluntad de los “mercados” financieros) e incluso el derechista Mariano Rajoy hayan visto con buenos ojos la victoria del PS francés. Y no es casualidad, porque Italia y Francia son los países que se verían más afectados si la crisis arrastra a España por la senda griega.
La victoria de Hollande y el PS francés les sirve para presionar a Alemania para que “se haga cargo” de la crisis europea y acepte que el BCE (Banco Central Europeo) emita los “eurobonos” que garanticen las deudas estatales, rescate a los bancos, y evite de esa manera una crack financiero y una depresión generalizada que también afectaría a EE-UU. De allí que también Obama –cuya reelección peligra por la recaída económica- haya apoyado las demandas de Hollande.
Sin embargo, tras la reunión del G-20 y pese a las presiones, Alemania sigue rechazando la emisión de eurobonos como una posibilidad inmediata y propone en cambio elaborar un plan para concretar una unión fiscal y bancaria europea para un futuro indeterminado.
Mientras los dirigentes políticos europeos caminan por el borde de la cornisa, los mineros del carbón españoles se enfrentan al ajuste con una huelga que lleva ya más de tres semanas, con gran apoyo de la población, y en la que han endurecido los métodos de lucha, cortando rutas con piquetes, ocupando minas y con reiterados enfrentamientos con las fuerzas de represión.  Por otra parte la crisis y la lucha de clases va impulsando una polarización política que se refleja en Francia, por la derecha en la votación al Frente Nacional (18%) de tendencia fascista, y por izquierda al Frente de Izquierda (11%) de Mélechon que recoge los votos de los trabajadores y los jóvenes que ya rompieron con el PS.

Grecia: ¿Salida del Euro?

Por más que el Presidente de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso o el presidente del Consejo Europeo Herman Van Rompuy quieran que Grecia siga siendo parte de la “familia” europea, lo cierto es que Grecia se halla con un pie fuera del Euro.
La crisis económica ha devenido en crisis política. El país heleno es hoy la muestra más cabal de agudización de la lucha de clases y donde la polarización política ha alcanzado más desarrollo. Por un lado, los partidos burgueses tradicionales como los socialdemócratas (Pasok) y los demócratas-cristianos conservadores (Nueva Democracia) han perdido terreno electoral (sacaron en total 33% contra 77% en el 2009) debido a las medidas de ajuste que están implementando a cambio de los rescates del Banco Central Europeo (BCE). Por otro lado, la polarización a izquierda hacia el Syriza (16,8%) y en menor medida a otros partidos de izquierda (que en total reunieron un 30%) y a derecha como los neonazis de Amanecer Dorado (7%), hicieron entrar en crisis el sistema político griego, dado que los resultados de las elecciones no permitieron a los partidos tradicionales formar gobierno y por esto que se tuvieron que realizar nuevas elecciones. Un posible triunfo del Syriza (un frente electoral reformista con un discurso más de izquierda) que prometía desconocer los acuerdos anteriores y no pagar las deudas provocó una gran inquietud internacional. Bajo la presión de la Unión Europea, que amenazó con que sólo completaría el envío de los paquetes de ayuda si lograban formar gobierno los partidarios del ajuste y del pago de la deuda, ganaron los conservadores de Nueva Democracia, con un 29%, pero así y todo el Syriza quedó segundo alcanzando el 26%.
El problema es que en Grecia ya no hay nada más que ajustar. Es por eso que en Bruselas (capital administrativa de la Unión Europea) ya hablan de prepararse para lo peor. Incluso están elaborando el “plan B” para cuando Grecia salga del euro. Ya nadie discute la salida griega, sino que la principal discusión es acerca de cómo afrontar las consecuencias que dicha salida supondría.

Según el diario El País, el ex primer ministro griego “Lucas Papademos pone cifras a la idea. En una entrevista con The Wall Street Journal estima que el coste del abandono de Grecia oscilaría entre los 500.000 millones y un billón de euros por su impacto en los mercados, contagios transfronterizos y daño directo a la economía de la eurozona y de fuera de ella. La inflación podría dispararse entre el 30% y el 50%”. “En conjunto la consecuencias económicas serían catastróficas”, apunta. “La implicaciones políticas y sociales negativas de la salida del euro sería profundas y duraderas”. (El País 24 Mayo 2012)
El premio Nobel de economía Paul Krugman afirma que las consecuencias no quedarían sólo en Grecia sino que se trasladaría a sus países vecinos provocando fugas de capitales y retiradas masivas de depósitos bancarios.

La crisis europea y el triunfo de Hollande han reavivado las polémicas entre los defensores del ajuste a rajatabla (llamados conservadores o neoliberales) y los partidarios de los “incentivos a la producción”, posición defendida por CFK en la reunión del G-20, como si hubiera descubierto la pólvora. Es una discusión entre dos políticas de la burguesía para enfrentar la crisis, pero que llevan ambas al mismo final, de enormes sufrimientos para la clase trabajadora y los sectores populares. El capitalismo en su decadencia y crisis general sólo pueda traer nuevos pozos de miseria y barbarie. Sólo la revolución socialista internacional puede abrir una salida favorable a los trabajadores. Por eso la tarea más urgente es la construcción de un partido de trabajadores y una internacional revolucionaria. 

Luciano Andrade

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