BASTA
DE REPRESIÓN EN LOS BARRIOS
El pasado 22 de Julio, se produjo en Cuenca XV, un
barrio alejado del centro de la ciudad, un nuevo y violento caso de “gatillo
fácil”. Matías Casas, un joven de 19 años fue baleado a mansalva por el
suboficial Héctor David Méndez. Un reclamo del hijo de Méndez por una discusión que tuvo con Matías, habría provocado esta reacción. En horas de la madrugada cuando Matías
se despedía de su novia, ya con su motocicleta en marcha, se presentó Méndez y
al mismo tiempo que preguntó si él era Matías, extrae su arma reglamentaria y
comienza a dispararle. Mientras Matías intenta salvar su vida alejándose del
lugar, el policía en un tramo menor de 18 metros le disparó cuatro proyectiles
por la espalda, una verdadera cacería a quemarropa.
No conforme con esto el
criminal, a bordo de una camioneta Ranger, con su hijo y un cómplice
persiguen a Matías, que producto de las heridas cae a pocas cuadras del
lugar, al llegar Méndez, ya en presencia de un grupo de policías, pertenecientes
a la comisaría 18, que con dos móviles rodeaban
al herido, lo patea ferozmente en el piso y se retira sin ser molestado.
César Casas y
Liliana Silva, padres de Matías, querellantes en la causa que investiga el homicidio,
reclamaron a la justicia que además del encarcelamiento y la prisión para
Méndez, se investigue a los cómplices que lo acompañaron en la
persecución, puesto que uno de los testigos incriminó al hijo de Méndez y al chofer de la camioneta en la agresión. “Entendemos que deben
investigarse las responsabilidades de quienes habrían sido parte de la golpiza
que recibiera nuestro hijo encontrándose tirado en la calle, como a los agentes
policiales que no actuaron con la debida diligencia del caso” sostuvieron, refiriéndose a la actitud policial de
determinar el traslado de Matías, gravemente herido, al Hospital Central de la
ciudad ubicado muy distante del lugar del hecho, cuando tenían la posibilidad
de trasladarlo a un hospital cercano, conducta que pone de manifiesto la
complicidad de todo el grupo policial con el crimen de Méndez.
Las pericias ordenadas por
la justicia confirmaron que las
cuatro vainas servidas encontradas en la intersección donde se produjo el
ataque fueron percutadas por la pistola 9 milímetros reglamentaria de Méndez, que
la prueba del dermotest le dio positivo por lo que quedó comprobado que el
policía accionó el arma, que Matías estaba desarmado, que el tiempo
transcurrido para su atención contribuyó al desenlace fatal.
Para los abogados que representan a los familiares el
homicidio que se investiga es triplemente agravado por el carácter de efectivo
policial del acusado, porque se utilizó un arma de fuego y también porque fue
cometido con alevosía.
El permanente accionar de la policía en los barrios de
la ciudad amedrentando a los jóvenes es
la expresión de una verdadera guerra desatada por el poder político contra la
juventud. No han caído en saco roto las expresiones de la presidenta
defendiendo a gendarmería y a la policía, respaldando su accionar en cada instancia de
represión contra los trabajadores y los jóvenes. La impunidad que deviene de este
respaldo se expresa en los cientos de casos de tortura, gatillo fácil y represión desatada por las fuerzas policiales
en todo el territorio nacional. Miles de policías
al igual que Héctor Méndez sienten que tienen esa “autorización” a la hora de reprimir a los jóvenes.
El
ejemplo de la familia Casas
La movilización organizada por los familiares convocó a
cientos de jóvenes que marcharon por el centro de la ciudad reclamando
“justicia por Matías”, “Basta de gatillo fácil” y por el “cese de la represión
en los barrios”. La campaña que preparan para continuar exigiendo justicia abre
una posibilidad de organización para jóvenes de todos los barrios de la ciudad
que padecen diariamente la represión policial. Cuentan con nuestro pleno apoyo.
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